13. El refugio

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Kimberly:

Por una pequeña hendija de la choza construida con palos y ramas, observé quiénes eran los tributos que habían muerto en la cornucopia. La chica del 3; los dos del 5; el chico del 7; el del 8 y la chica del 11. Hay dieciocho tributos más en juego. Me quedaré aquí toda la noche, mañana lo primero que haré será encontrar el modo de conseguir derretir nieve y si tengo suerte, algo para comer.

¿Cómo podría derretir la nieve? Al sol no parece que pueda hacerlo. Tendría que encender un fuego. Durante las sesiones de entrenamiento he aprendido a hacer algunos buenos sin cerillas, pero no en semejante humedad. Además, el humo podría atraer a otros tributos. Podría frotarla contra las manos, se derretiría, pero no sería nada higiénico y en pocos minutos tendría las manos tan heladas que sería incapaz de seguir haciéndolo.

Empiezo a adormilarme cuando un grito de dolor me despierta sobresaltada. ¡Se ha producido por aquí cerca! Si tengo a alguien a poca distancia, ¿qué será mejor? ¿Salir de mi refugio y correr o quedarme aquí escondida? Asomo la cabeza disimuladamente, intentando ver algo, pero no lo consigo. Es entonces cuando percibo un paracaídas al lado mío.

¿Es que mis padres me han visto muerta de hambre que ya me mandan cosas? ¿O tal vez sea agua o algo para almacenarla o derretirla. Estiro la mano, abro el paracaídas y lo que observo me sorprende. Son un par de crampones, esos pinches que usan los alpinistas para sujetarse al escalar, o para no resbalarse en la nieve. No estoy intentando trepar a ningún lado, no entiendo para que los han enviado.

Salvo que ellos sean quienes quieran que trepe. Deben estar viendo a los profesionales y a quién han matado, así como el hecho de que no están muy lejos de mí. Son varios y si corro no sé ni a dónde ir ni es seguro que pueda escapar. Lo mejor sería que trepara al árbol, lo más alto que pueda. ¡Como he visto que ha hecho mi madre en sus Juegos del Hambre cuando la perseguían los profesionales!

Ato los crampones a mis zapatillas lo más rápido que puedo y comienzo a escalar el árbol. Ya estoy en lo más alto de la copa cuando veo pasar corriendo a toda velocidad a la muchacha del Distrito 4. Suena un cañonazo, así que quien fuera que gritaba ya ha muerto. Veo llegar el aerodeslizador que lleva el cadáver, es el chico del Distrito 2. No pasa mucho tiempo hasta que escucho voces, creo que es la chica del 1 protestando porque la nieve ha sido ya tan removida que no ve las huellas.

No había pensado en las huellas, pero ahora me doy cuenta que hasta antes de que yo saliera rápido de mi refugio, esparciendo ramas y palos por doquier y la chica del 4 pasara corriendo por allí, mis huellas estaban frescas y claras en la nieve. ¡Los crampones! Al pinchar la nieve ya no dejaré marcas de zapatillas.

-¡Gracias, son geniales! -Susurro mirando el cielo. No sé si habrá sido suficiente para que me escuchen, pero no me atrevo a decirlo más fuerte.

El chico del Distrito 1, Kear, creo que se llama, aparece en mi campo de visión. Es seguido de cerca por su compañera de Distrito y el del 4. Algo más atrás viene la muchacha del 2. ¿El chico del 4 está persiguiendo a su propia compañera de Distrito? ¡Eso es totalmente deshonroso! Seguramente la conoce, hasta a mí me parece conocida esa niña, eso que solo voy a 4 durante las vacaciones de verano. Pero tengo la idea de haberla visto en algún lado. No puedo creer que su propio compañero desee matarla.

-No estamos solos. -Advierte la chica del Distrito 1 mirando hacia arriba, directamente hacia donde estoy yo.

-Hola, ¿Cómo estás? -Saludo con naturalidad, como si acabara de cruzarme con Sarah o con alguna amiga de colegio. Aparto a Sarah rápidamente de mis pensamientos, mataría por volver a hablar con ella. Tal vez tenga que hacerlo. Solo llevo un día aquí y ya extraño con horrores a mis padres, hermanos, a Haymitch, a mis amigos, a Turner.

-Muy bien ahora que voy a hacerte picadillo. -Responde sonriendo. Luego mira a sus compañeros y agrega -Vayan dos a buscar a la chica del 4 y uno ayúdeme a bajar a esta mocosa del árbol.

La chica del 2 y el chico del 1 van en busca de la niña que pasó corriendo hace poco. Se quedan ella y el chico del Distrito 4.

-Yo treparé, la bajaré y tú la matas. -Ordena y comienza a subir al árbol.

No tiene crampones, así que le cuesta bastante más que a mí subir. Al igual que como me sucedió a mí por la tarde, tiene que ir quitando la nieve para no resbalar. Sin embargo, me sorprendo descubriendo que es buena trepando, ya está cerca de mí cuando recuerdo las piedras de mi bolsillo. Tomo una y la arrojo con fuerza directo a su cabeza. Ella grita, se le hace un moratón en la frente, pero no se suelta, y enseguida continúa trepando. Vuelvo a tirar otra piedra, aún más grande, y en esta ocasión le hago un corte al costado de la cabeza, cerca de la oreja. Resbala y cae unos metros, pero consigue agarrarse.

-Baja si no quieres que te mate. -Advierto. No quiero matarla, no me creo capaz. Ya me ha dado demasiada impresión comprobar lo que le he hecho. Pero tampoco pienso dejar por eso que me asesinen. Si se va, la dejaré vivir. Pero si insiste en matarme haré todo lo posible por sobrevivir.

-Idiota. -Murmura, y sigue trepando.

Busco la piedra más grande que tengo, un poco más grande que la palma de mi mano. Al impacto de la tercera roca contra su cráneo, la chica del 1 cae desmayada al vacío. Ha dado una voltereta en el aire y cae de cabeza, cuando golpea con fuerza contra un tronco del suelo, se escucha un golpe seco seguido de un cañonazo.

El chico del 4 sale corriendo hacia donde están los demás profesionales. Si quiero escapar es ahora o nunca. Bajo con prisa del árbol, tomo algunos cuchillos al pasar junto al cadáver de la chica del 1 y salgo corriendo en dirección contraria, hacia la cornucopia.

Al correr con los crampones no dejo huellas, pero también soy más lenta. Sumando a que estoy cansada de correr gran parte de la tarde y con mucha sed, no tengo ni remotamente la velocidad que conseguí al salir de la cornucopia. Sin embargo me obligo a correr, a seguir avanzando, a ir más allá. Cuando el bosque se abre y veo la cornucopia ante mí, ya está amaneciendo.

El retorno de los juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora