28. Madre tenebrosa

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El cielo lucia agradablemente despejado. Las estrellas brillaban en lo alto y una luna en cuarto menguante adornaba el cielo oscuro.

A pesar de los reclamos y regaños, no cambie de decisión. Salí de la casa vistiendo mi pijama sobre la que coloqué una sudadera que por suerte estaba seca y me dirigí al parque. Había recibido una llamada de Einar, quería saber cómo estaba y hablar conmigo sobre porque tuvo que irse tan temprano de la escuela. Xavier opuso resistencia ante mi salida nocturna, pero sabía que de cualquier forma terminaría yendo, así que no hizo que perdiera el tiempo y me dejó marchar junto a Antoni.

Detuve mis pasos cuando llegue al punto donde siempre me sentaba con los chicos. Había despedido a Antoni varios metros atrás, no quería que escuchará o viera lo que hacíamos Einar y yo. Me daba algo de vergüenza que vieran nuestras vagas demostraciones de afecto.

La noche era fresca. Mis piernas descubiertas se mantenían erizadas mientras los vellos de mi nuca se ponían como de gallina ante la brisa suave y fría. El parque estaba desierto y he de decir que me asustaba mucho estar sola, aunque Antoni anduviera rondando por ahí. Estaba de cara al bosque y aunque siempre estuve dando paseos por el a media noche, últimamente me asustaba demasiado con solo verlo. Como si algo estuviera rondando por ahí, vigilándome.

--llegaste—casi suelto un grito del susto cuando su mano cubrió mi boca—no quise asustarte—dijo riéndose

--¡eres un idiota!—dije molesta mientras lo golpeaba, cosa que le causaba más gracia—no hagas eso—mire a mi alrededor una última vez y regresé a él

--¿pasa algo?—preguntó dudoso. Negué con la cabeza y sonreí— ¿Por qué traes un short? Hace frio

--ocurrió un accidente en casa—Einar levantó las cejas curioso—un...una tubería explotó e inundo todo mi cuarto. No tenía mucha ropa seca para salir y tampoco planeaba hacerlo—el chico bajó la cabeza apenado y se rascó la nuca

--disculpa, pero quería saber que estabas bien y...tus amigos no me dejan acercarme a tu casa ¿recuerdas?—asentí sonriente—de verdad lamento no poder estar contigo el resto de la mañana pero mi hermano fue a la escuela a buscarme por un problema que hubo en casa

--¿todo está bien? ¿Tus hermanas están bien?—Einar levantó la mirada y pude notar una pizca de sorpresa— ¿tu madre está bien?

--ellas están bien, no...—se detuvo a media frase y miro a lo lejos. Seguí su mirada y no vi más que a un sujeto caminando a lo lejos—no te preocupes—concluyó llamando mi atención

--me alegro—Einar volvió a mirarme y esta vez sonrió—así que has estado ocupado

--si, algo, es difícil mantener a la familia fuera de problemas—no supe interpretar esa frase— ¿Cómo te has sentido? Parece que estas mejor—sus manos sostuvieron mi rostro y dejo un beso en mi frente—cuando te vi salir me confundí y me asuste cuando no contestaste

--lo siento—bajé la mirada y me mordí el labio. Ahí venia la pregunta que no sabía cómo responder

--¿Qué ocurrió?—Einar buscó mis ojos y cuando los encontré no tuve salida

--escuche algo—murmuré y pareció sorprenderse—alguien...llamándome—me quede en silencio por un momento que me pareció eterno

--era yo quien te llamaba—una sonrisa cruzó su rostro y pude relajarme—creo que te asuste y por eso el desmayo, pero me alegro que estés mejor—asentí y sonreí con pena—deberías regresar a casa, hace frio y podrías enfermarte

--me quiero quedar contigo—lo sé, era cursi, pero realmente quería quedarme con el

Enrollé mis brazos alrededor de su torso y apoye la mejilla en su pecho. Se sentía tan cálido, tan seguro estar junto a él. El aroma que exudaba era tan exquisito y suave. Era como si oliera el cielo mismo. Su mentón se apoyó en mi cabeza y sus brazos me acunaron haciéndome sentir ligera.

--Einar

Abrí los ojos y encontré la espalda de Einar frente a mí. De un momento a otro el abrazo terminó y me encontraba cubierta por su espalda.

--¿Qué haces?—mire por sobre su hombro y vi a una mujer alta y de facciones bellas. Era su madre— ¿Quién es esa?—el tono tan despectivo me hizo sentir mal

--mi novia...madre—era un tono frio y seco. Sin afecto

--mi hijo amado ¿tiene novia?—esa mujer me causaba escalofríos. Su mirada serena me miró y la evite—me la has de presentar—era una orden

Fui consciente de la forma en la que su cuerpo de Einar reaccionó. Sus dedos se movieron un poco como si deseara formar un puño con las manos. Sus hombros se cuadraron. Y sus pies se plantaron firmemente en el suelo. Sin embargo eso duro tan solo un segundo, pronto volví a relajar el cuerpo.

--es tarde madre, debe regresar a casa, otro día será—la voz de Einar sonaba más afable

--sus padres deben estar preocupados ¿no es cierto?—cerré las manos en puños y trague saliva

--es verdad—solté con la mayor calma posible—debería irme

Di dos pasos y Einar me detuvo. Me colocó frente a él de tal forma que le diera la espalda a su madre.

--espera en el auto, madre—dijo con voz firme

He querido voltear para comprobar que se había marchado, pero me acobarde. Einar la siguió con la mirada y cuando sus ojos volvieron a mí, supe que se había marchado.

--disculpa eso, ella...mi madre es muy estricta y anticuada—asentí. He de tener la palabra miedo escrita en la frente, porque Einar acunó mi rostro en sus manos y me besó con dulzura—has de tener cuidado al regresar—sus ojos miraron algo detrás nuestro

--¿Por qué lo dices?—solté asustada. Einar volvió a mirarme y sonrió

--porque es tarde y tu andas solo en short—mire mi atuendo y me sentí apenada—debo irme. Llega a casa pronto y escríbeme

--está bien—dejó un beso en mi frente y apartó unos mechones de mi rostro

--no temas—asentí

Einar se alejó y corrió. Tarde unos segundos antes de comenzar a caminar. Cuando llegué a la calle vi alejarse a un auto. Realmente me había asustado, esa mujer no me transmitía nada bueno. Tragué saliva y comencé a andar.

--¿Quién era ella?

Esta vez no pude evitar gritar cuando oí la voz de Antoni. Me cubrí el rostro y apreté los dientes. Comencé a golpearle pero él no pareció notarlo, solo mantenía la vista en el camino por el que había salido el vehículo.

--es la madre de Einar—Antoni frunció el ceño y después de unos segundos se volvió a verme

--es tarde, deberíamos regresar—asentí y sostuve su brazo con miedo— ¿estas asustada?—preguntó curioso

--esa mujer es rara—apreté su brazo con algo más de fuerza de la necesaria y lo oí reír suavemente

--las suegras siempre asustan


KENNINGAR: A las Sombra De Sus Alas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora