Cuando el cielo se caiga. {One shot} Kookv.

Cuando el cielo se caiga. {parte 1}

"...¿Y qué si un día ya no hay 'Mañana'?..."  

De vez en cuando la tiza con la que escribía se deslizaba más de lo debido sobre la pizarra, y provocaba aquel ruido chirriante y molesto que hacía que los dientes de Jungkook se sintieran quebrar sobre sus encías. El hombre parecía ajeno al martirio que la mayoría de sus alumnos atravesaba cada vez que, sin querer, él hacía aquello. El señor Jung siempre pareció haber tenido problemas auditivos, razón por la cual era atacado constantemente con chistes y burlas sin siquiera saberlo. Era un gran tipo, no obstante, pensaba Jungkook. Siempre se tomaba la molestia de explicar con detalle cada tema si es que uno de sus alumnos no lo comprendía. Más, sin embargo, el que fuese un gran tipo no quitaba el hecho de que hacía que todas sus clases fueran de lo más tediosas. Con su hablar moroso y monótono, su léxico sacado de algún diccionario de siglos atrás, o sus ropas que sólo fomentaban su entorno rutinario y desganado, e informaban a gritos a cualquiera que lo observase que, este hombre, pareció haberse resignado a la vida.

Jungkook suspiró y observó con mirada inapetente la multitud de alumnos que lo rodeaba. Su amigo Yoongi estaba sentado a su derecha. Tecleaba algo con rapidez en su celular, y aún desde la distancia, Jungkook pudo vislumbrar algunos cuantos 'emojis' de corazones de colores. Fingió desinterés en las acciones de su amigo, y con prudencia afinó más su sentido visual. Yoongi llevaba su mirada de la pantalla de su celular hasta el señor Jung escribiendo en la pizarra, controlando que éste no lo pillase como las otras cinco veces anteriores en dónde el viejo le había arrebatado su celular.

A unas tres mesas de lejanía, un joven giró su cabeza con agilidad, y le envió a Yoongi una mirada apenada, recriminadora, y cargado de lo que, Jungkook dedujo, era bochorno. Era Park Jimin. Un joven simpático, de aspecto agradable, buenas calificaciones, hablar suave y dulce, y modales educados. Jungkook lo había visto unas cuantas veces en compañía de Yoongi, pero se sorprendió más de lo debido al darse cuenta de que su amigo estaba mensajéndose en plena clase junto a él. Cuando interceptara a solas a Yoongi debería hacerle un gran interrogante respecto a aquello, lo anotó en su mente.

No había nada más interesante que ver que ese posible florecimiento de una relación. Jungkook comenzó a exasperarse por la hora de salida. Una joven muchacha, que a él nunca le había agradado demasiado, jugueteaba con su lapicera, trabando y destrabando el botón que hacía que la punta saliese, y aquel sonido era simplemente irritante en la sofocante calma del aula. Otro joven mascaba chicle de manera tan exagerada y Jungkook sólo lo incineró con su mirada colérica. Se suponía que la universidad era el lugar en dónde ocurrían las mayores experiencias en la vida de un joven. Pero aquella no era exactamente una en dónde se pudiesen fabricar recuerdos memorables. Su universidad era monótona, estricta, exigente, y aburrida en demasía. Las vacaciones se hacían lejanas e inalcanzables cada año.

-El ser humano ha acabado con más de la mitad de las especies animales que han poblado la tierra, y hay más del 30% en peligro de extinción. En treinta años, los científicos temen que cualquier felino grande, como lo es el León o el Guepardo, ya no estén entre nosotros. Si todos los insectos de la tierra desaparecieran, dentro de cincuenta años cualquier clase de vida sobre la tierra desaparecería, pero si todos los seres humanos desaparecieran de la tierra, dentro de cincuenta años todas las formas de vida volverían a florecer, ¿Se han puesto a pensar en aquello?.-

Un joven alzó su mano con rapidez, al mismo tiempo en que el timbre sonaba en toda la edificación, y sin aguardar segundos más los alumnos comenzaron a recoger sus cosas y a marcharse de allí. Jungkook no fue la excepción. Con velocidad, el chico de cabellos azabache abandonó su aula y se encaminó hacía los baños.

La temperatura aquel verano parecía haberse aumentado más que otros veranos anteriores. El sol parecía querer achicharrar a cualquier ser humano que se pusiese bajo sus rayos casi con resentimiento. Y los techos de la edificación no eran propicios para aquella estación. Sus paredes de cemento sólo retenían el calor y las enormes baldosas lo elevaban, haciendo que la calidez quedara encerrada allí.