capitulo 4

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Llegamos a un edificio gigante, Leina todavia no se habia despertado y yo seguía dolida por todo lo que había pasado, no dejaba de recordar todo lo que ella había hecho por mi y como la había tratado yo, hasta ahora tenía 15 años y estaba haciéndome cargo de una niña de 1 año, sabía manejar armas y estaba ingresando a un mundo de mierda en el que las armas y el poder eran lo que motivaban todo, sabia que tendria que cuidar a Leina y que ella crecería para ser lo que yo no fui, Jeison me comentó él algún tiempo que a los menores de edad los dejaban ir a la escuela y si te convertias en una buena arma, podrían dejarte ir a la universidad para luego trabajar con ellos, Leina debía estudiar, debía hacer lo que yo no hice, tener una vida, una carrera, una familia, un hogar.

Entramos al edificio y por primera vez en todo el dia me permití pensar en mi padrastro, que haría él cuando llegara y viera a mi mama en el suelo envuelta en un charco de sangre, y viera que su hija había desaparecido junto conmigo, pare abruptamente e hice que quien viniera detrás mío se estrellara contra mi espalda, haciéndome caer contra el suelo, encima de Leina quien al instante se despertó llorando, me levante con la niña en brazos y dirigi una mirada furiosa a quien venia detras.

-¡Que rayos te pasa idiota!- dije alterada.

-Lo siento pero no deberías detenerte así cuando alguien viene detrás tuyo genia- dijo el mirandome con una sonrisa.

-Debo llamar al papá de Leina, debe saber que ella está bien- dije mirando a Harrison

-Toma Sam, pero que sea rápido- dijo el.

Cogí el celular y llame a Pablo, me contestó con voz entrecortada y con sollozos.

-¿Pablo?, hola soy Samantha- dije casi en un susurro.

-Samantha ¿dónde está Leina?- dijo empezando a alterarse.

-Ella esta conmigo, va a estar bien, solo necesito que te calmes y que seas fuerte, en unos años ella volverá contigo y necesito que la cuides y que seas ese padre ejemplar que ella merece- le dije intentando calmarlo.

-No puedo, te quise como a una hija y me has quitado lo que más quise en esta vida, tu madre y a tu hermana- dijo con sollozos y escuche como cargaban un arma- dile a Leina que la amo- lo ultimo que escuche fue el sonido del disparo.

Mire a Leina aterrada, no pude evitar que una lagrima se deslizara por mi mejilla, Leina me miró con sus ojos azules y toco mi cara con su pequeña manito, le devolví el teléfono a Harrison y nos dirigimos hacia el ascensor, al llegar a la azotea vi un helicóptero, ingrese a él y cerré los ojos, una vida por delante, es lo que siempre se dice, pero en estos momentos cuando ves a las personas que más quieres estar rodeadas en un charco de sangre y sabes que es tu culpa, ya sabes que esto no es vida.


crisis mentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora