Laurie, mi nueva vecina

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Anthony es mi nombre, y, para serles sincero, es lo único que recuerdo. Es bastante difícil pensar estando así.seguramente te preguntas "así como?" así que te responderé.
Soy esquizofrénico! y es difícil pensar escuchando tantas voces gritar, gritar falsamente pues están solo en mi mente.
todo comenzó desde que nací, nací enfermo, jugaba con mi mejor amigo, producto de mi imaginación claro está, mi padre no podía soportar el verme jugar con alguien que no existiera, así que optó por dejar a mi madre y abandonarme, de hecho fue él el primero en abandonarme.
seguí creciendo, controlaba mis voces con algo de medicina.
a la edad de 13 años mi madre murió, fue el día más trágico de mi vida pues ella era mi única compañía, nunca fui buen socializador así que no tenía amigos; mi familia no quería saber más de mi. vivi bastante tiempo solo, sumergido en mis pensamientos circulares y preguntándome si la vida tendría algo mejor para mi.
En aquel tiempo tendría yo la edad de 17 años cuando todo mi sufrimiento había cambiado ante la llegada de aquella chica, Laurie, mi nueva vecina, ah, ella, ella era alta rubia y con una de las miradas más tiernas que había visto, solamente mi madre pudiera haberla superado, ella era tan hermosa como un clavel blanco, en poco tiempo y aún sin siquiera hablar con ella, se convirtió en otra de las razones por las que me aferraba a vivir aunque, claro estaba para mi que a mi lado nunca estaría pues me conocía bien, sabia que jamás me tomaría en cuenta.
Pasaban los días sumergido en mi triste agobio y desolación, mi único momento de felicidad era el observar a la hermosa Laurie cruzar la cale hasta aquel café, donde a la misma hora se sentaba en la misma mesa y a mirar el cielo mientras tomaba una taza de café, como si nada le preocupase.
No sé si fue obra del destino o algo que se le parezca pues a los pocos meses de mirarla desde el balcón de mi recámara, ella giró su mirada hacia mí, ahora sabía que la observaba. tiempo después reuní el coraje necesario para acercármele, claro, lo planee todo, tomé una buena ducha, use el gel que mi madre usaba para peinarme cuando pequeño, y por fin use aquel perfume que me regalo poco antes de morir. todo estaba perfecto para mi, no podía desperdiciar esta oportunidad, así que respire profundo y salí por la puerta, cruce la calle y aún sin esperanza de que me hiciera algo de caso me acerqué y pregunté
-disculpa, te molesta si me siento a tu lado?
ese fue uno de los momentos más preocupantes de mi vida pues no sabía que esperar
-claro, no hay problema
vaya, eso me había hecho sentir mejor que nunca, se comparaba un poco a mi emoción al ver llegar a mi padre.
la mayoría del tiempo en que estuve a su lado lo único que hice fue mirarla, ella era demasiado perfecta, no sabía cómo hablarle, hasta que:
-tomarás algo?
-eh? ahh, no, no tengo antojo.
sonreí esperando que cayera en mi excusa
-no tienes dinero cierto?
como lo había ella adivinado? cuan enigmática era esta mujer, cada vez parecía más hermosa de lo normal
-anda, ve y pide algo.
me sacó bruscamente de mi silencioso soliloquio
-fui y le dije a la mesera que me diera exactamente lo mismo que ella tomaba, si ella lo tomaba debía ser algo bueno.
ese fue el primer café que tomé en toda mi vida, era un capuchino con algo de crema batida y chocolate encima, sinceramente era lo más delicioso que hube probado en mi vida
-vaya que es lo más rico que he probado en mi vida, realmente te agradezco.
-pediste lo mismo que yo?
-bueno, nunca había comprado nada de aquí así que creí que si lo tomabas era algo bueno.
ella río un poco ruborizada, creo que por fin algo hice bien en mi vida.
conversamos durante el resto de la tarde, nuestros cafés se enfriaron pues no tuvimos tiempo para tomarlos, ninguno paraba de hablar.
pasó todo ese tiempo y no tuve ningún ataque, creo que ella me calmaba pues sentía la mayor tranquilidad del mundo, justo como cuando me recostaba en las piernas de mi mamá y ella me arrullaba hasta quedar dormido, era una sensación maravillosa, simplemente incomparable.
Se volvió un hábito el tomar nuestra taza de café y conversar hasta que el sol se ponía, después de ello ambos regresábamos a casa y justo antes de tomar caminos distintos ella me daba un abrazo, el cual me hacía palpitar el corazón a ritmos increíbles, estaba enamorado, por vez primera en casi 18 años sentía amor por alguien que no fuera mi mamá.
Tiempo después ella se convirtió en mi nueva compañera de vida, trate de cambiar para ella, no hable durante bastante tiempo con mi amigo imaginario pues sabía que eso le preocupaba a ella, trataba con toda mi fuerza de no asustarme por las sombras que me perseguían, hice de todo por mantener a Laurie tranquila, realmente la amaba, y creo que ella a mí, más había algo que ella desconocía, mí esquizofrenia, tenía de perderla por mi enfermedad.
cierto día, en una de esas tardes de café reuní valor suficiente como para contarle mi cruel secreto.
todo iba tan bien como las demás tardes, pero yo, al igual que la vez donde por vez primera le hablé, estaba inquieto, no tenía la calma de todos los días, así que me resigné y tomé la palabra
-Laurie, princesa, debo decirte algo...
mi sonrisa desapareció por completo y demasiado drásticamente
-que pasa cariño? te sientes bien?
su sonrisa cambió por una cara de total seriedad
-hay algo que aún desconoces de mi
su silencio me asesinaba por dentro
-si, Anthony, dime que es?
-soy esquizofrénico! estoy enfermo desde que nací, pero siempre he tratado de comportarme ante ti.
un silencio inquietante continuó reinando
-perdóname Laurie, nunca fue mi intención mentir, solamente tenía miedo a que me rechazaras.
ella tomó sus cosas y regresó a casa.
mi corazón estaba roto, mi mayor miedo se había cumplido, ella también me había abandonado.
al día siguiente ella no fue por su café típico de la tarde, me había vuelto a quedar solo.
me sumergí en una depresión total, no comí ni dormí durante tres días.
las visitas de mi amigo imaginario eran más de frecuentes de lo habitual. simple y sencillamente ella me hacía falta.
poco tiempo después recibí una carta donde ella me decía que no podía vivir así, y que por favor no la buscara.
mi preocupación era demasiada, no sabía que hacer.
pocos días después me enteré de que ella se había suicidado, había clavado un cuchillo en su corazón propio.
yo al saber de su muerte empeoré, no creía que me fuera a afectar tanto el simple hecho de no compartir más una taza de café con ella, o siquiera el que ella me mirara con tanto amor.
busque el mejor traje que mi padre hubo dejado, lo tomé y me hice pasar por un importante empresario, subí a la azotea del edificio más alto que conocía, me acerqué al borde y aún pensaba si mi vida hubiera podido ser mejor.
-querida madre, hoy por fin dejaré de ocupar inútilmente espacio en este mundo, aunque quizá nadie note mi ausencia; hoy por fin volveré a verte y a recostarme en tus piernas como cuando era pequeño, por favor no me rechaces, te necesito tanto como a Laurie, por eso espero verles pronto.
y diciendo estas palabras, con mi alma entre los brazos, salté al vacío.

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⏰ Última actualización: Nov 15, 2016 ⏰

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