Había una vez un hombre a quien todos querían porque contaba historias muy bonitas.
Diariamente salía por la mañana de su aldea, y cuando volvía al atardecer, los trabajadores, cansados de trajinar todo el día, se agrupaban junto a él y le decían:
-¡Anda, cuéntanos lo que has visto hoy!
Y él contestaba:
- He visto en el bosque a un fauno
que tocaba la flauta, y a su alrededor a
muchos enanitos con sus gorras de colores,
bailando alegremente.
¿Qué otra cosa viste? -le preguntaban
los hombres, que no se cansaban de escucharlo.
-Cuando llegué a la orilla del mar,
¡a que no se imaginan lo que vi!
-No, no podemos imaginar nada.
Dinos lo que pasó a la orilla del mar.
-Pues vi tres sirenas, sí señores,
a tres sirenas que con un peine de oro
peinaban sus cabellos verdes.
Y los hombres lo amaban, porque
les contaba hermosas historias.
Una mañana salió de su aldea
como todas las mañanas, pero cuando
llegó a la orilla del mar vio a tres sirenas,
que al borde de las olas peinaban sus cabellos verdes
con su peine de oro.
Y cuando llego al bosque vio a un fauno
que tocaba la flauta, mientras los enanos
bailaban a su alrededor.
Esa tarde, al volver a su aldea,
los trabajadores le dijeron como de costumbre:
-¡Anda, cuéntanos lo que has visto hoy!
Y él contestó:
-Hoy no he visto nada.