Cuando salgo busco el camino hacia la entrada para tomar una foto a mi horario y así saber a dónde ir después de la clase de la bruja que acabo de conocer. Al llegar y enfocar mi teléfono me doy cuenta de que son tres malditas horas con esa profesora. Carajo ahora qué voy a hacer en tres horas, no pienso regresar como una tonta y verle la cara a esa mujer. Me apoyo en la pared y guardo mi teléfono en mi mochila.
- Lo sé, es decepcionante tener tres horas con esa loca. – La voz de André capta mi atención, está parado junto a mí con la vista en los horarios y con sus manos dentro de ambos bolcillos de sus jeans.
- Qué tal, André. – respondo aun pensando que me aburriré casi tres horas sin nada qué hacer. Él me mira un poco sorprendido.
- A menos que te hayas quedado tras la puerta que azotaste hasta que llegara el turno de presentarme sabrías que ese es mi nombre. Pero dudo mucho que lo hayas hecho. ¿Acaso me espías, Léa? – Mierda, es cierto se suponía que no sabía su nombre.
- Sólo lo escuché cuando llegaste a coquetear con las niñas escandalosas. – digo tratando de no mostrar importancia.
- ¿Celosa?- dice con una mirada pícara.
- No estaría celosa de un idiota, no te ilusiones. – él sonríe, cosa que también me hace sonreír. – dime ¿qué haces aquí y no en clases? ¿Acaso me estás siguiendo? – él se acerca un poco más hacia mí.
- En realidad sí, vine para hacerte compañía durante estas tres horas. – Coloco una firme postura mirando con atención sus oscuros ojos.
- Genial, ¿qué propones?
- Primero necesito que me ayudes a recuperar las llaves de mi motocicleta, están en la oficina del vicerrector, ese era trabajo de mi mejor amiga pero ya le di bastantes problemas a ella hoy. – me río y siento un alivio extraño al enterarme que la chica con la venía esta mañana es sólo su amiga.
- Así que ahora vas a joderme a mí, eh. – da un paso más al frente y me hundo más en sus ojos.
- Léa, saliste de ahí corriendo y digamos que te valió una mierda lo que pensaran los demás, tú sólo querías huir. Y para tu suerte yo también tengo ganas de huir hoy, te ofrezco mi motocicleta a cambio de que me ayudes a recuperar las llaves, por favor no puedo vivir sin mi nena. – lo miro satisfecha, esto está probando que yo tenía razón, el chico tiene cerebro, es más que un idiota.
- ¿Cómo sabes que quiero huir? – le pregunto casi susurrando.
- Sé cuando alguien quiere hacerlo, créeme lo veo siempre en mi espejo. – me responde del mismo modo, en susurros, definitivamente es interesante.
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Saudades desde Brasil
Teen Fiction¿Cuál es la probabilidad de encontrar al amor de tu vida en una población de 6000 millones de personas? Una historia puede comenzar desde un trágico pasado a un final perfecto o de un principio perfecto a un trágico final, pero pasen como pasen las...