Capítulo 18.

1.5K 122 27
                                    

Me encontraba parada en el umbral de la puerta de la sala principal junto con mis maletas y tenía mi rostro rojo de llorar, literal. Saqué mi móvil, para hacer una llamada a mi mejor amiga, Sofia, que vive en New York. Vi a Michael parado a unos centímetros de mi. 

—María, no te vayas, por favor. Quédate —Intervino Michael angustiado, totalmente desesperado, buscando una solución inmediata para que me quedara en su casa.

—No puedo —Murmuré con un nudo en la garganta, sentía como mi corazón se partía en pedazitos y nadie venía a rescatarme, era el peor dolor que pude haber sentido esa fría mañana de noviembre.

—¡Por qué no puedes! —Exclamó exasperado, juraría que nunca había visto a Michael de ese modo.

—¿Acaso no estás viendo la magnitud de las cosas, Michael? —Le hablé en un tono fuerte y claro— Tú padre me quiere lejos de ti. Hay que resignarnos —Agaché la cabeza— No aguantaría verte en pleno espectáculo con la señora Presley. Lo siento muchísimo, Michael.

Tomé, ahora si, mi móvil y comencé a marcar a casa de mi mejor amiga, Sofia. Luego de dos timbrazos, me contestó.

—¿Sofia?

—¿María? ¡Cuanto tiempo sin hablar! ¿Qué me cuentas, amiga mía? —Habla la chica al otro lado de la línea telefónica.

—Sofia, hay algo que contigo quiero hablar.

—¡Claro! dime, dime.

—Necesito que me des hospedaje en tu casa, si no es mucho problema.

—¿Qué pasó, acaso te despidieron en tu trabajo?

—Sofia, es algo que después te platicaré cuando esté allá a New York. Pero necesito que me des tu aprobación.

—Está bien, te puedes quedar aquí en mi casa, pero cuando vengas me tienes que me contar que pasó, con lujos de detalles. ¿Me lo prometes?

—Desde luego, Sofía —Respondí con una sonrisa fingida —Hablamos allá, debo colgar, un abrazo.

—De acuerdo, amiga. Aquí hablamos —Finalicé la llamada y cerré el móvil. Luego miré a Michael con lágrimas en los ojos por unos minutos, tomé mis maletas y salí de aquella mansión.

Sentí inmediatamente como una mano me tomaba del brazo, era él que me estaba deteniendo a su suerte, luego me giraba para quedar de frente y me abrazaba con todas las fuerzas que le quedaban. Sentí como sollozaba. Correspondí su abrazo, luego me quité  el dije que había comprado hace unos días en el centro comercial en compañía de su hermana, me separé unos milímetros de él y tomé su mano.

—Quiero que lo conserves —Dije mientras le colocaba el dije en la palma de su mano y luego la empuñé.

—¿Quieres que ahogue mis penas mirando este dije, María? —Sonrió con dificultad mientras soltaba algunas lágrimas. Yo enjuagué algunas de ellas con las yemas de mis dedos.

—Michael, recuerda que esto no es tu culpa y tampoco ha sido mía. Así es la vida, y sí así tiene que ser, no se puede remediar. Michael, te quiero, te quiero muchísimo. Pero ya no podemos hacer nada —Murmuré resignada, con ganas de tragarme el mundo entero y decir que esto era injusto, pero mi palabra estaría por debajo de la de su padre y esa arpía.

—María... —Él murmuró y tomo mi pómulo sobre su palma— No me hagas esto. Te lo suplico.

—Lo lamento —Me separé completamente de él, dándole la espalda y tomando mis maletas nuevamente.

Casados a la fuerza © [TERMINADA] #Sakura2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora