Capítulo 33: Más-allá-del-muro

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NdA: Lamento mucho la tardanza, pero aquí tenéis el capítulo. Un beso a todos y espero que lo disfrutéis. 


"Si no os conociera de antes juraría que sois una salvaje criada por doncellas". Lyra no dejó de repetirse aquellas palabras mientras se ponía su armadura. Siguiendo los consejos de Jon, el único acero que la cubría era el que protegía su torso; el resto de su armadura, guardada bajo capas y capas de pieles, era de cuero grueso y flexible.

Pocos hombres bajaron al patio a despedir a la pequeña comitiva, pero muchos asomaron la cabeza por los ventanucos para verlos partir. Lyra, junto a Jon y Viento Gris, subía en la jaula que los llevaría al otro lado del Muro. Había dejado tanto la corona como la cadeneta plateada en la pequeña habitación que le habían asignado -ella misma había pedido ser tratada como a otro de los hermanos en un intento desesperado de ganarse su simpatía-, en otro intento de ganarse la simpatía de los salvajes. Harrion, Dacey, Rhaegar Whitefire y Kyron Mallow cruzarían justo después, cerrando la comitiva.

—Lord Harrion luce como un salvaje —comentó Jon en aquel tono calmado e inexpresivo que tanto lo hacía parecerse a lord Eddard. Lyra rió suavemente.

—Sí, lo hace. Ojalá lord Whitefire nos pudiese haber acompañado. Rhaegar es su hijo —añadió al ver la mirada confundida de Jon—. Lord Taeron vivió un tiempo en el Muro cuando era un niño, planteándose unirse a la guardia. Trató mucho con los salvajes, como tú... bueno, no exactamente como tú.

—Comprendo. Crees que su presencia ayudaría, ¿cierto? —Lyra asintió.

—Sabe cómo funcionan sus mentes. De hecho, suele vestir como ellos. Creo que hasta lucha como ellos. Me... me dijo que yo parecía una salvaje criada por doncellas —Jon enarcó una ceja escéptica y Lyra rió a carcajadas.

—Permitidme disentir.

—Te lo permito en estas circunstancias; a decir verdad, yo tampoco creo que lo parezca. Aunque espero que ellos sí lo crean y eso nos ayude, al menos un poco.

La extraña jaula había dejado de hacer ruido, quieta al fin. Cuando salieron y el sonoro mecanismo se puso en marcha de nuevo para recoger al resto, Lyra se dedicó a mirar aquel extraño lugar que todos llamaban más-allá-del-muro. No se diferenciaba mucho de "más-acá-del-muro", y podría parecer que ni siquiera se habían movido. No obstante, la nieve del suelo contaba una historia diferente: se veían por doquier los restos de las piras funerarias y, a unos cuantos pies de distancia, había un enorme esqueleto de madera en cuyo interior se descomponía un...

—¿Es un mamut? —preguntó Lyra en voz alta, impresionada. Jon rió.

—Lo es.

—Nunca había visto uno. Mi tío... lord Tyrion me habló mucho de ellos —la conversación murió.

Lyra había estado todo aquel tiempo intentando no pensar en Tyrion, tratando de desviar el pensamiento de su inminente ejecución ante los dioses. En su lugar, se obligaba a pensar en su pequeño Tommen, en aquel chiquillo rubio y regordete que iba a ser nombrado rey. Iban a casarlo, de seguro, con Margaery Tyrell; la niña había sido ya esposa de dos reyes y, según decían, seguía doncella. "No me extraña", pensó Lyra, "Renly no tendría ganas de tocarla y Joffrey murió incluso antes de meterse juntos en la cama, por suerte para ella".

La jaula mecánica se detuvo de nuevo y el grupo estuvo completo. Apenas habían echado a andar cuando una figura solitaria apareció por el horizonte. Lyra se preguntó si sería el propio Mance Rayder, el famoso rey-más-allá-del-muro, quien venía a recibirlos, pero descartó la idea al imaginar a cualquier rey en sus cabales arriesgándose a ser asesinado. Harrion y Dacey se colocaron frente a ella en actitud defensiva y siguieron avanzando hasta que distinguieron la figura. Era un hombre increíblemente corpulento, bajo y con unos brazos robustos cubiertos de pulseras doradas. Una barba blanca le rozaba el pecho.

The Lionhearted Deer | Juego de TronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora