El viento me abraza y juega con mi cabellera suelta, puse una mano en mi mejilla para que pudiera ver el hermoso paisaje que se me permitía ver, respiré, era una cálida mañana de otoño, cerré mis ojos y acaricie el pasto... me hacia cosquillas en la palma. El amanecer iluminaba el prado. Me senté y planche mi vestido blanco con mis dedos. Entre cerré mis ojos en una sonrisa placentera, me sentía plena.
Quien lo diría, todo es tán irreal.
Tal vez todavía estoy llorando en esa horrible habitación sufriendo y me demaye por los golpes, seguro hize algo malo... Él dice que soy torpe.
No se...después de tanto tiempo le encontre el gusto a la tristeza y él placer a las lágrimas...
Agite mi cabeza, debo borrar esos pensamientos de los que aún me aprisionan...
Es que mi felicidad debe tener este tinte melancólico.
Realmente seré capaz de embriagarme de paz...talvez no nací para sonreir.