Mis dientes hacían un incómodo sonido a causa de mi mandíbula apretada con fuerza. Tenía mis ojos fijos en los de él mientras esperaba a que uno de los dos me respondiera la pregunta que había hecho hace segundos. Camila se puso de pie y caminó hasta quedar frente a mí, parecía insegura acerca de lo que diría mientras me veía con sus potentes ojos chocolate.
-¿Qué haces aquí?.- Dijo esta vez ella dirigiéndose a mí mientras fruncía su ceño.
-He venido para poder hablar contigo y arreglar las cosas.- Murmuré con sinceridad- Pero veo que interrumpo algo.
-Si, una agradable conversación.- Jim se cruzó de brazos y sonrió cínicamente en mi dirección. Di un paso hacia él pero las manos de Camila sobre mi pecho me detuvieron.
-Por favor.- Suplicó y toda la molestia que me recorría por el idiota a sus espaldas se esfumó con tan sólo una de sus miradas.
-Deberías largarte, ¿No crees?.- Pregunté al cazador que asintió.
-Me iré si ella me lo pide.
-Es mejor que te vayas. Tengo que hablar con Lauren ahora, pero ha sido agradable recordar viejos tiempos.- Camila sonrió de medio lado y me pregunté qué diablos significaba aquello.
-Muy bien, como tú quieras.- Se acercó y beso su mejilla- Adiós bonita.- Apreté mis puños a los costados de mi cuerpo controlando las ganas de arrojarlo al suelo.
-Será mejor que vayamos adentro.- Dijo la morena dándose la vuelta para comenzar a caminar esperando a que la siguiera dentro de la casa.
Al estar dentro de la casa sostuvo la puerta hasta que estuve junto a ella en el interior de ésta, me invadió un agradable calor hogareño y admiré la sencilla pero linda decoración de todo lo que me rodeaba.
-Tienes una casa hermosa.- Comenté.
-Mis padres la tienen. Todo lo mío está en Nueva York.- Dijo con simpleza y caminó atravesando la sala hasta las escaleras- Vamos a mi habitación.
La seguí escaleras arriba y por un pasillo hasta quedar de pie frente a una puerta de color blanco, entramos en el cuarto de un color salmón pálido y cerré la puerta tras de mí. Camila caminó hasta la cama en el centro de la habitación y se sentó a allí mirándome para que hablase.
-¿Qué te ha dicho Jim?
-Eso no importa ahora. Lo que importa es lo que tenemos que hablar.- Susurró jugando con sus dedos algo nerviosa.
-Bien, pero quiero que sepas que no le he arrancado la cabeza sólo porque tú me lo has pedido.- Asintió curvando un tanto sus labios en algo parecido a una sonrisa- Escucha sobre lo que pasó hace días, juro que no era mi intención que todo acabara de esa manera. Sabes que sólo busco lo mejor para ti y protegerte.- Comencé a hablar obteniendo su atención- Sé que crees que todo es culpa mía y yo también lo siento así, pero juntas podremos sobrellevarlo. Tal vez me odias en este momento y.....
No pude continuar porque ella se puso de pie rápidamente y corrió hasta mí para abrazarme por la cintura escondiendo su rostro en mi pecho. Su respiración era tranquila pero los casi inaudibles sollozos la delataron, la alejé de mi para poder mirarla a los ojos.
-No vuelvas a repetir aquello jamás en tu vida, Lauren.- Murmuró mientras yo secaba sus lágrimas con mis pulgares- No sería capaz de odiarte ni en un millón de años. Te has ganado mi corazón en tiempo récord.- Reí ante eso.