-Pues... no quiero hacerlo.
-¿Tienes miedo?- Puedo ver la chulería tras su sonrisa y su mirada-.
-No- Ni en broma lo iba a admitir-.
-Mentirosa, ¿tienes miedo verdad? Por eso no quieres hacerlo- La rabia ebuye en mí, no soy una cobarde, si quisiera subir lo haría. No tengo miedo, yo... a mi no me dan respeto las alturas. ¿Se cree que porque no quiera subir significa que tengo miedo?-.
-¡No estoy mintiendo!
-¿Te dan miedo las alturas?
-He... he dicho que no me dan miedo las alturas, a lo mejor algo de respeto...- susurro- No, no y no- Las alturas no me dan pánico pero desde pequeña he tenido algo de vértigo a grandes alturas y me siento insegura, no sé si sería capaz de subir pero ni en cien años le mostraría alguna de mis debilidades, porque podrían herirme-.
-Vale, ¿entonces por qué te pones así?- Casleb parece un poco mosqueado- ¿Por qué te pones a la defensiva?
-Yo no estoy a la defensiva.
-Si no quieres subir no te subas pero no intentes ocultar evidencias...
-Eres... eres un idiota ¿lo sabías?
-Pero no quieres contestarme a lo otro ¿verdad?- Lo fulmino con la mirada, estoy furiosa, es un estúpido. No sé por qué me molesto en contestarle. Se le ve furioso pero eso me irrita mas ¿Cómo se atreve a enfadarse? Debería de disculparse y retirarlo todo por haber ido tan lejos, pero no, ahí está cabreado... ¿Por qué está cabreado? No le he dicho nada, es imbécil y ya está. No me pienso quedar aquí plantada-.
Me doy media vuelta bruscamente elevando sin querer mi pelo y me largo deprisa. Estoy tan cabreada que no me fijo en lo que hace él tras largarme.
-¿Dónde estabas?- Exclama Luna al verme llegar?- Espera, ¿qué te pasa?- Cambia su pregunta al verme bien, seguramente tengo cara de malas pulgas-.
-Nada, no me pasa nada- Respondo con mosqueo-.
Se me queda mirando pero no insiste, aunque a veces no lo parezca tengo carácter y no es bueno insistirme si estoy de mal humor.
-Estás muy linda así- Dice una voz detrás de mí y me ponen dos dedos en el hombro para darme varios toques juguetones-.
-A-ah, Laya ¿qué haces?
-¿Estás de mal humor?
-No, ¿sabes dónde están los arneses para la tirolina?
-Sí, están allí- Señala unas cajas y una cola de alumnos y alumnas para ponérselo- Pero tú no estabas muy decidida ¿no? ¿Al final quieres subir? Esta actividad en concreto no es obligada.
-Sí, solo eran nervios ¿cómo se ponen?
-¿Te ayudo?
-Vale- Coge un arnés, meto las piernas y me ayuda a anclármelo a la cintura. Va a ver si tengo miedo o no. Casleb y sus tonterías se van a quedar callados, subiré-.
Comenzamos todos a hacer cola y a subirnos al primer punto por las escaleritas. Los profesores nos organizan al azar y por suerte ponen a Luna delante de mí pero desgraciadamente ponen a Casleb una persona detrás de mí y siento de vez en cuando que me observan. Poco a poco la altura va subiendo de cinco míseros metros a quince y poco después a dieciocho metros de altura. Me va tocando y he ido haciéndolo más o menos bien, mirando continuamente a Luna pero ya estamos a mucha altura. Llega el turno de Luna y pasa bien, ahora me toca a mí. No mires abajo, no pienses en nada, no pienses en Casleb, no recuerdes que estás cabreada, no recuerdes lo que te dijo. Engancho mi clavija a la cuerda de acero y me dispongo a llegar al último punto de esta fase para descender. No recuerdes que te has cabreado con él, que te ha llamado cobarde... que me dan miedo las alturas, no es verdad ¿no? ¿Y si tiene razón? ¿Y si tengo miedo a las alturas o soy cobarde? Termino de enganchar la seguridad pero me sudan las manos y resbalo del bordillo, cuando me doy cuenta estoy colgando de la cuerda de acero con la seguridad temblando ¡La he puesto mal! ¡Es la única explicación! ¡No me lo digas, no me lo digas...! Miro hacia abajo por reflejo y veo a la gente caminando tranquilamente, se ven como hormigas casi ¡Me mareo! Me comienzo a marear y a temblar, mis manos tiemblan de repente y no soy capaz de moverme.
-¡Cuidado! ¡Que se cae!
-¡Estira el brazo dios mío! ¡Agarra la cuerda!
-¡¡Agárrate!!
Oigo gritos a mi alrededor pero ya no proceso nada, hasta dejo de pensar en el temblor de mi cuerpo, sólo escucho a mi corazón, a mil por hora. Comienzo a hiperventilar, que mareo, tengo que cerrar los ojos, estoy muy mareada.
-¡¿Qué le pasa?!
-¡Le está dando un ataque! ¡Que alguien la ayude!
No distingo nada pero mi cerebro detecta una melena pelirroja. Casleb coloca su seguridad y se desliza a toda velocidad, se acerca con una agilidad feroz hasta que llega a mí. Todavía temblando, noto cómo me rodea por la cintura, con fuerza. Coloco los brazos alrededor de su cuello, por reflejo y lo abrazo, apoyando mi cabeza en su hombro derecho. Coloca una de sus manos en mi nuca y la otra la deja en mi cintura, con presión. Entonces noto el frío viento correr alrededor de nosotros, dejo de sentir mis miembros por la velocidad, sólo noto frío y huelo el olor de su cuello, un agradable olor muy tranquilizante. Me siento aliviada. De repente noto como llegamos al suelo, él derrapa con las piernas y quedamos sentados en el suelo, abrazados y cubiertos de tierra de cintura para abajo. Permanezco con los ojos cerrados unos segundos, ambos inmóviles y por fin me dejo caer hacia atrás. Me arrastro hacia atrás y a un metro me levanto, como él. Lo veo inmóvil, de pie a un metro de mi, mirándome en silencio. Me auto abrazo, colocando mis brazos sobre mi barriga, respiro hondo y cuando por fin lo miro a los ojos los míos comienzan a llenarse de lágrimas, lágrimas que no puedo evitar aunque lo intento con todas mis fuerzas. Noto las cálidas lagrimas correr por mis mejillas y miro al suelo, y comienzo a sollozar y a tiritar del llanto. Noto que se acerca y se coloca justo frente a mí, muy cerca. Coloca su mano en mi codo para atraerme despacio y yo me aferro con fuerza a su ropa. Mis sollozos se intensifican y comienzo a llorar a lágrima viva apoyando la frente en su hombro. Entonces estira los brazos y me abraza. Apoyo mi cabeza en su pecho y él en mi cabeza mientras lloro y lloro descargando toda la tensión, el miedo, el daño y el enfado. Ahora mismo no sé nada, sólo sé que siento un alivio intenso en el corazón indescriptible. Ahora sólo puedo pensar que no quiero nada, no necesito nada a parte de a él. De repente soy consciente de que me siento llena... es una rara sensación, y tras pensarlo me doy cuenta. Tantas noches imaginando que Castiel, mi amor ficticio, me abrazaba mientras me quedaba dormida, tantos días imaginándome la sensación de su tacto, la sensación de su abrazo, su beso... Sentía un vacío y esperaba que algún día alguien lo llenara. Y por primera vez en toda mi vida siento que se ha llenado. Ni si quiera sé qué significa eso pero sé que mi alma ha encontrado algo, algo que no dejará que se lo arrebaten. Quiero fundirme en este abrazo por siempre... pero estoy abrazando a Casleb, ¿eso qué significa?
Cuando me calmo un poco por fin siento fuerzas para decir...
-Me puse muy furiosa...- entre sollozos y con la voz ronca-.
-Lo sé, fue culpa mía, no debí hacerte eso. Nunca.
-Pero... ya no... ya no estoy furiosa...
-Me importas.
-¿E-eh?- Levanto la mirada asombrada-.
-Que me importas- Me quedo callada, escuchando el silencio y cierro los ojos durante los últimos segundos de nuestro abrazo, sin poder evitar realizar una sonrisa, una amplia sonrisa de felicidad, alivio y puede que paz-.
No sé qué quería decir exactamente con eso pero me hizo la chica más feliz del mundo, tras toda esa gran tormenta, me hizo feliz, muy feliz.
-Te llevo, vamos a las casetas, ya deberían haber acabado.
-¿Qué me llevas?
-Sí, súbete a mí, te has hecho daño ¿verdad?- Mira hacia mi rodilla, en la que hay una herida sangrante que se ve a través del agujero que se ha hecho en mi pantalón- ¿Creías que no me daría cuenta?
-No, es que... tampoco es para tanto.
-Venga vamos.
Me lleva a su espalda todo el camino. Camino que me paso hecha un lío, por fin, he recuperado la cordura y reflexiono sobre lo que sentí antes. Es posible que sólo fuera el placer de ser consolada tras tanto dolor ¿no? O puede... ¿que sienta algo diferente por Casleb?
ESTÁS LEYENDO
Algún día: Corazon de Melón
FanfictionGabby es una adolescente de 15 años que nunca se ha interesado por un chico. Excepto por Castiel, un personaje de Corazón de Melón, el juego que a ella tanto le gusta. Un día llega a clase un alumno nuevo con las mismas características que Castiel...