Introducción
Ojalá el ser humano fuera más sabio en su naturaleza. Quizás, si así fuera, cavilaría antes de llevar a cabo acciones diversas que no le reportan más que tristezas y penurias. Esta especie no es capaz de reconocer su propia existencia como efímera y volátil, un preciado regalo de los dioses que, como una flor, pierde color, vida y fuerza con el paso de las noches.
No obstante, arrebatarle a esta criatura su temeridad es arrancarle el sol al cielo, extraer de sus entrañas su corazón, que latido a latido les otorga el vivir.
El ser humano es el producto de un engaño, de la fascinación de Prometeo por la creación. Y como todo lo que en este mundo lo acompaña, su perfección es inexistente, diseminada en retazos de los que cada individuo accedió, por designios de los dioses, a una cantidad diferente.
Debía iniciar este largo discurso con mencionadas palabras, pues de otro modo cabría la posibilidad, insensata y terrible posibilidad, de que alguien tratara de seguir mis vestigios y condenase su vida y lo que tras ella espera por dicho motivo. Extraed la enseñanza, quienesquiera que alcancen a leer estas líneas, de que el orgullo ha sido desde tiempo inmemorial patrimonio de estos organismos imperfectos entre los que figuro; pero dar paso al hybris, permitir a su maldad anidar en vuestras mentes, es la decisión más funesta que tendríais ocasión de tomar.
Una vez tornado mis dudas sobre si relatar mis vivencias en firme seguridad, me veo capaz de comenzar esta narración, durante la cual me atrevo a pensar que cantidad de decentes servidores de los dioses se horrorizarán. Por desgracia, yo no era uno de ellos.
Capítulo 1 – De un guerrero y un noble
Cualquiera con un mínimo de inteligencia se había percatado de que pronto estallaría otro conflicto. Tras lo acaecido en la revuelta ilota en Esparta hace unos años, las diferencias entre Atenas y las polis peloponesias se habían hecho más notables, una sutil hostilidad que, a pesar de que los estrategas tratasen de ocultar cuando un ciudadano fingía curiosidad, era claramente distinguible en las facciones de los mismos.
El joven mesnadero paseaba de modo tranquilo hacia el ágora, cavilando sobre cuándo tendría lugar el estallido de la guerra. Había actuado con raciocinio al escoger permanecer durante un periodo de tiempo más extenso en el Ática, al volver del último enfrentamiento. El sustento no era problema, ya que el pago por sus servicios como mercenario le resultaba más que suficiente para llevar una vida cuanto menos acomodada, y el favor de Otis le granjeaba un alojamiento para nada despreciable.
Eróstrato sonrió para sí al preguntarse qué desearía hoy el acaudalado ciudadano de su persona. Cuando llegó a la ciudad, el hombre quedó divertido por su desfachatez durante un juego de dados, al asegurar que ni Hermes era capaz de predecir los resultados cuando él entraba en una partida, y le ofreció permanecer en su vivienda en compensación por una serie de tareas cuanto menos extrañas. A opinión del muchacho, el hombre estaba consternado por la frialdad de su esposa, que a su modo de ver parecía interesarse solo en el cuidado de los niños, y reducía considerablemente la proporción de agua con la que mezclaba el vino. De lo contrario, no lograba formular en su mente la razón lógica de la mayoría de las tareas. Desde robos y juegos amañados hasta la seducción de mujeres de cualquier ámbito, pedía al meteco hazañas que hubieran resultado imposibles para cualquier otro, pero que él realizaba de modo inmediato.
Continuó por la Vía Panatenaica y llegó a la grandiosa plaza, el centro neurálgico de la gloriosa metrópolis. Junto al templo de Hefesto aguardaba con mueca de impaciencia el hombre, con el que se había citado para discutir la próxima aventura a la que se había de entregar. Vestía un chitón que alcanzaba sus tobillos, y su cuerpo estaba envuelto por el himatión, similar al que cubría al mismo joven. Con el brazo descubierto, el individuo le indicaba que apresurara su caminar y llegase prontamente hasta él.
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Luna Verde
Historical FictionEsta es la historia de un hombre que desafió a los dioses, esta es la historia de lo que pasó después, esta es la historia de un orgullo desmedido y de lo que el Olimpo inflinge a los que lo padecen.