10-Decisiones...

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  Janna se acercó a un grupo de cables enredados entre sí y los conectó en sus brazos y piernas. Aquellos cables comenzaron a brillar con bastante intensidad, parecía que le estaba metiendo algo a Janna o, por lo contrario, absorbiendo algo de ella. Entonces su piel comenzó a cambiar, aquellos puntos púrpuras desaparecieron como si en realidad no existiesen, una escena era fascinante, aquella tecnología me superaba por completo.
A Janna parecía gustarle aquella sensación, la que fuese, no tenía ni idea de lo que estaría sintiendo, mostraba una cara de placer, y por favor, no penséis mal.
  Al terminar el proceso de lo que fuese se desnudó por completo dándome la espalda y se cambió la ropa, en aquel momento estaba flipando.

—Estoy lista,—dijo con una sonrisa.—podemos irnos.
  —Vaaaaaaaaaaalep.

  Salimos de aquella habitación, miré la hora en un reloj de pared en el pasillo, las diez y media de la noche, tenía hambre, posiblemente me habrían traído la comida a mi habitación, pero no iba a dejarlo todo únicamente por comida.
Estaba a punto de ir en dirección a la sala de la que me había ido hace ya casi una hora, pero Janna me detuvo antes de que continuase.

—Por ahí no,—indicó.—ya se habrán ido todos, hay que ir a su despacho.
—Ah, claro.

Dudaba de su sentido de guía pero me confié, e hice bien, Alex se encontraba en su despacho. Se encontraba sentado en su escritorio, no en la silla, no, en el escritorio, leyendo un libro bastante gordo, de los que no me gustan leer. No tardó en darse cuenta de que habíamos entrado sin permiso y sin mirarnos si quiera, comenzó a hablar.

—¿Qué hacéis aquí? Lez, Janna.—y entonces alzó la mirada hacia nosotros.
—Vengo a hablar, hablar de mi idea.
—No, Lez, ahora n...
—Sí, ahora sí.—interrumpí.—No puedes quedarte de brazos cruzados mientras tu mejor soldado está en sus últimas. Más te vale hacerme caso porque sólo lo diré una vez.
—Ya estamos. Mira...
—Voy a ir a por ellos.—volví a interrumpir.
—¡¿QUE?!—exclamaron ambos, tanto Alex como Janna.
—Así es, así es como pienso ayudarte, obviamente no lo haré solo, necesito ayuda, y ya que no tengo a todos mis compañeros a mi disposición esperaba que vosotros mismos fueseis mis acompañantes.
—Lez, ¿estás loco? No podemos ir ahí así como así, no aguantaríamos medio asalto.—comentó Janna.
—Janna, por favor, no me pongas esto difícil. Alex, sé que podemos hacerlo y creo que eres capaz de dejar que al menos Ma-Ko, Thomas y Eustace vengan.
—Lez, necesito que respondas a esto. ¿CÓMO HACES PARA CONVENCERME SIEMPRE?
—Estilo propio.—no se me ocurría qué decir para presumir de que nadie se resistía a mis encantos... o sea, ideas.
—Bien, mañana daré de alta a tus compañeros, de hecho me han dado sus diagnósticos ahora, con un día de reposo bastaría. A la pelirroja no puedo, sabes que no está tan bien como ellos.
—De acuerdo, justo lo que quería.
—Es bastante tarde,—comentó Alex.—¿habéis cenado? Podemos ir a la cafetería de esta planta. Y hablar de lo que necesitemos.
—Yo lo veo.—comentó Janna.
—Perfecto. ¿Por dónde hay que ir, señor Roads?

  Salimos y giramos hacia el único pasillo por el que nunca había ido, lo cual me llamó la atención debido a que está señalizada la dirección que hay que tomar para la cafetería. En un minuto habíamos llegado, bastante poco tiempo teniendo en cuenta lo laberíntico que eran aquellas instalaciones.
  La cafetería era una sala sin puertas, completamente abierta a todo aquel que necesitara saciar su hambre, abierto las veinticuatro horas del día.
  Había bastante gente, todos civiles, no reconocía a nadie de los que anteriormente se encontraban en la sala. A Janna se la notaba nerviosa, seguramente no había estado cerca de tanta gente en un mismo lugar.
  Aquella sala era muy grande, bastante espaciosa pero muy limitada con tanta mesa y con la barra. Nos sentamos en la zona más alejada de la entrada principal, una mesa en una esquina.
Había platos combinados y simples picadas, decidí comerme uno de los platos. Unos deliciosos huevos con un filete que ocupaba medio plato y patatas fritas.No me fijé en lo que comían los otros dos de la mesa.

Regreso (objetivo la tierra #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora