Capítulo 2: El Viaje

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Era viernes por la noche y Alessa estaba terminando de ordenar su equipaje, ya tenía todo listo, solo pensaba que mas podría necesitar allá.  

-          Si pudiera dejaría mi cabeza acá- se dijo.

Su madre golpeó la puerta y entro sigilosamente, dejó la bandeja que traía en la mesita y se sentó en la cama.

-          Veo que tienes todo listo – dijo observando la cantidad de maletas que llevaba su hija. – Creo que olvidaste algo.

-          Que cosa respondió? – respondió distraída.

-          Tu Closet – le dijo risueña.

-          Mamá! No llevo tantas cosas – alegó

-          Claro parece que te fueras a vivir allá, acuérdate que tienes que volver… ¿no dejarás a tus pobres padres solos verdad? – le dijo su madre con cariño y algo de risa.

-          No claro que no má… los extrañaría demasiado. – suspiró Alessa.

Era cierto al ser Alessa hija única siempre había sido consentida y muy unida a sus padres. A su vez ellos siempre le daban cierta libertad a su hija, no la sobreprotegían, lo que con el tiempo había generado mucha confianza entre ellos.

-          Bien hija, te traje algo para que comas y te duermas, mañana tu vuelo sale temprano. – dicho esto le dio un beso en la frente a su hija y salió de la habitación.

La muchacha comió y luego se acostó pensando en que quizás este viaje no estaría tan mal, por lo menos eso se trataba de decir para convencerse a si misma, ya que tenía un presentimiento que el viaje no sería exactamente relajante.

A la mañana siguiente sonó la alarma de su celular, Alessa la apagó y se desperezó. Se ducho y cuando se termino de vestir se miró al espejo para dar visto bueno a su elección de ropa. Se quedó mirando su reflejo un buen rato… Ella tenía una altura normal 1.67 más o menos, pero si tenía una figura muy linda y curvilínea (que había heredado de su madre) sus piernas eran largas, sus caderas un tanto anchas dando paso a una estrecha cintura. Sin duda era una figura que atraía a los hombres, por lo menos en el instituto así lo había comprobado, ya que cada vez que se paseaba con su amiga por el patio le gritaban piropos, cosa que no le gustaba mucho ya que la hacia sentir incómoda. Además tenía la piel de un color moreno y tanto cobrizo que combinaba con su pelo rojo que caía ondulado hasta su cintura, sus ojos verdes eran de un tono profundo tanto así que a veces se veían negros

Después de salir de su ensimismamiento tomó una gran bocanada de aire y le dijo a su reflejo:

-          Desde hoy en adelante serás una persona distinta… dejarás de ser tan ingenua y no te fiaras de lo que dicen los demás… menos si no los conoces. Tendrás que ser mas cuidadosa y despierta si no quieres que jueguen contigo – se dijo firmemente – no puedo permitir que jueguen conmigo… no otra vez. – dicho esto salió de su habitación dando una ultima mirada a ese lugar, ese lugar que la protegía del exterior.

Bajó las escaleras corriendo, tenia que tomar desayuno y se le hacia tarde. Cuando entro a la cocina estaban su padre y su madre comiendo.

Entro, se sentó y comenzó a devorar su desayuno, por alguna razón tenia hambre. Su padre que la miraba entretenido le dijo:

-          Tranquila cariño, aun tienes tiempo para comer despacio no te vayas a atorar.

Ella se sonrojó – quizás son los nervios papá.

-          No tienes por qué estar nerviosa Ale, tu tía te alimentará allá también – le respondió entre risas su padre.

-          Jajaja veo que amanecieron de buen humor… será porque sin mi acá van a tener una segunda luna de miel – les sugirió la morena.

No Otra Vez (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora