Hay amores

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Los personajes son propiedad de Hajime Isayama. Escribo sin ningún fin de lucro y sólo como homenaje al gran trabajo que es Shingeki no Kyojin.

El otoño, su frescura llena mis mejillas.

Suspiro aburrido pasando una hoja más de aquel avejentado y amarillento libro. Trato de no mover ni un músculo de mi cuerpo, pues dormía tranquila sobre mis piernas la criatura más inhóspita y alocada de este mundo.

Bajo la sombra de un viejo abeto yacemos ambos. Cada día, cada semana, año y década este árbol es mudo testigo de tantos hechos, mas nunca ha sido espectador de lo que locamente mi alma grita hacer.

Mi cuerpo tiembla al solo calor de ese cuerpo sobre el mío, quiero fundirme en ella, besarla, hacerla gritar mi nombre. Mis mejillas se ruborizan y me reprendo mentalmente ¿Qué estoy pensando?

Bajo la vista de mi lectura y la contemplo. Tan tranquila, tan moral ¿alguien podría sospechar que este ángel juega día a día con la muerte? Se juega su existencia por la humanidad ¿Qué no haría yo por ella?

Escucho a lo lejos esa voz, aquel hombre la busca.

Me pongo en alerta máxima, no debe interrumpir el sueño de mi señora.

Bajo sus pies escucho como las hojas del árbol crujen, tan frágiles se desparraman en cientos de fragmentos que nunca más estarán juntos.

—Cuatro ojos, necesito que...

Un sonido exigiendo silencio sale de mis labios, recalcado por mi dedo índice que extiendo sobre los mismos,  esto hace que la frase expire en la garganta de mi "rival".

Puedo observar claramente como aquellos furioso orbes grisáceos y opacos me devoran vivo; como su ira mal sana engulle cada centímetro de mi ser y lo escupe esperando que toda esperanza de felicidad termine aquí y para siempre.

—Se acaba de quedar dormida— Miento sin bajar la mirada, aún cuando ella lleva dormida por lo menos una hora. Tal vez sea un hombre cobarde, pero no puedo dejar que aquel pequeño ser saque de su mundo de felicidad y tranquilidad a mi señora. Sí, mi Hanji Zoë.

"'Él" sólo tuerce sus delgados y pálidos labios, aquel gesto lejos de amedrentar me da fuerza.

—En cuanto despierte esa idiota, dile que...— Cierra los ojos.

Sospecho que adivinó cual era mi plan.

—No, déjalo así. Iré por la noche a verla a su habitación—Recalcó aquello con una saña tal, sólo posible en alguien como él.

Una tormenta explota en mi interior. Desesperado trato de mantener la calma. Con intranquilidad busco una roca o tal vez ¿pueda arrojarle mi propio libro en su altiva cara?

"Él" solo se da la vuelta y camina firmemente triunfal, sabiendo que me dio en un punto muy débil, había ganado otra batalla.

Derrotado decido una vez más ver a mi señora dormir, sólo esa droga puede mantenerme en quietud. Verla desde la oscuridad era la morfina que le agregaba días de vida a mi triste y patética existencia.

Cuál es mi sorpresa al bajar y ver sus párpados abiertos, sus bellos ojos castaños me observan atentamente.

Me duele el pecho. Verla dedicarme una mirada, una solo para mí. Mi dulce bien, no te olvides de mi, nunca te olvides de mi por favor o mi triste vida nunca va a reverdecer.

— ¿Pasó algo mi señora?

Su cálida mano se posa sobre mi mejilla, puedo ver como una brillante lágrima resbala por su mejilla.

Hay amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora