Capítulo 14

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Victoriano inmediatamente escuchó la voz de Inés se separó bruscamente de Deborah, todo había sucedido tan rápido y no había podido evitar que ésta lo besara. La empujó molesto para acercarse a Inés.

—Mi amor escúchame… —se acercó pero ella dio un paso atrás.

—¿Qué hace esta mujer aquí? ¿Por qué la estabas besando?

Deborah la miraba con una sonrisa perversa asomándose en sus labios.

—Yo puedo explicártelo querida. —le dijo con voz sarcástica a Inés cuando la vio ingresar completamente al despacho.

Inés paseó su mirada entre Victoriano y Deborah, al primero lo miró con celos y hasta con dolor, a la segunda le clavó la mirada furiosa, esperando a ver lo que saldría por esa boca tan venenosa.

—¿Qué haces aquí Deborah? —su voz sonó áspera.

—Vine a ver a mi marido, porque aunque te pese, Victoriano todavía es mi esposo y tú, bueno tú no dejas de ser la otra mujer.

—Cállate Deborah, a mi tú ya no me interesas, le pedí hace días a mi abogado que te hiciera llegar los papeles del divorcio y mas te vale que firmes cuanto antes. —intervenía Victoriano interponiéndose entre las dos mujeres que parecían estar enfrentadas un duelo de miradas.

—Tu dices que no te intereso pero explícale a Inés entonces porque nos estábamos besando… —soltó levantando una ceja y retando a su contrincante con los ojos.

—Tú fuiste la que me besó Deborah, no empieces a inventar cosas que no son.

—No vi que reaccionaras para alejarme de ti.

Inés sintió que todo su cuerpo se tensaba… era cierto, ella tampoco vio empeño de Victoriano por alejarla.

—Todo fue muy rápido… Inés por favor tienes que escucharme, no le hagas caso a Deborah y por favor no te alteres. —vio que su morenita respiraba de manera agitada y se preocupó, eso no podía hacerle bien a su embarazo.

—No sé que tengo que escuchar… y como dijo tu esposa, yo tampoco vi empeño de tu parte por separarte de ella.

Deborah sonrió discretamente dándoles la espalda.

—Morenita… —intentó tocarla pero ella retrocedió.

—Como se invierten los papeles, ¿no Inés? —la miraba. —Hace poco tiempo a mi me tocó irme de esta casa luego de que tú me restregaras en la cara que eras amante de mi marido y mira ahora, soy yo la que puede decirte que con este beso compruebo que Victoriano todavía siente algo por mi. Resulta que la engañada en esta ocasión eres tú.

Inés quiso cachetearla, se acercó pero Victoriano la sostuvo por los brazos, no por Deborah, sino por su propio bien, no quería que se alterara y algo malo fuera a pasarle a ella o a sus bebés.

—Lárgate de aquí, si Victoriano te besó o no, eso no quita que seas una desgraciada, le mentiste con un falso embarazo, lo manipulaste, eres la peor de las mujeres. Lo mejor que puedes hacer es irte.

—Quizás Victoriano no quiera que me vaya, vamos a ser realistas Inés, tú nunca te vas a comparar conmigo, no me llegas ni a los talones, eres tan simple, tan poca cosa y aunque mi marido se haya entusiasmado contigo un tiempo, no creo que te quiera para pasar el resto de su vida a tú lado. Mírate eres una simple criada.

Esta vez ni Victoriano pudo evitar que Inés le estampara una cachetada a Deborah que la dejó tambaleando.

—Maldita… —se frotó la mejilla e inmediatamente se abalanzó sobre Inés para pegarle pero Victoriano se lo impidió agarrándola con fuerza de los brazos.

TAN LEJOS Y TAN CERCA... SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora