Sucesos sin coherencia lógica.

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POV'S Gouenji.

Abrí mis ojos lentamente tras haber notado cierto movimiento en la cama, el cual provocó que me acabara por despertar completamente, y es que yo no tenía el sueño muy pesado que digamos, y al no estar aún acostumbrado a dormir con una persona a mi lado, de cierta manera tenía sus consecuencias, pero poco me importaba si después de todo con quien dormía era ni más ni menos que el chico que sabía volverme tan loco en cuestión se segundos, y que se me dibujase una sonrisa de tonto enamorado nada más pensar en él, y en todos los momentos que habíamos pasado juntos, más los que nos quedaban. El caso es que nada más abrirlos me encontré de cara con la persona que más había amado, y que amaba por supuesto en toda mi vida, la cual estaba abrazada a mí como si su vida dependiera de aquello, y no pude evitar sonreír como tonto enamorado que era como había nombrado anteriormente, y no me pude resistir a la tentación de acercar mi mano lentamente, para acariciarle la mejilla, y de paso sus cabellos sedosos que estaban mucho más revueltos de los que ya eran, debido a que desde que había comenzado a salir con él, desde el momento en el que dormíamos juntos, pude darme cuenta de que era una pequeña y adorable caja de sorpresas, y es que se movía tanto por la cama, que sus pelos acababan de esa manera, completamente revueltos, pero ya no solo eso sino que siempre que nos acostábamos abrazados el uno al otro y tapados con la manta con tal de no pasar frío, y en muchas ocasiones me había topado con mi pequeño demonio desparramado en la cama, con la manta en el suelo, y ocupando gran parte de esta, mientras yo estaba en el filo, a punto de darme el piñazo de mi vida, y por esas mismas razones, eran muy pocas las ocasiones en las que me lo había encontrado tapado, y sintiendo su cuerpo frío contra el mío, es decir abrazado a mí como en esta ocasión, e incluso por su cuerpo, que siempre estaba frío, me había llegado a cuestionar si es que acaso no tenía la sangre fría.

Fubuki se encontraba abrazado a mí sin querer soltarme, en frente de mí diciendo de vez en cuando alguna que otra incoherencia entre sueños, y sí, solía hablar a menudo —agradecía que fuera por las mañanas, cuando yo ya estaba despierto—, y no era la primera vez que le escuchaba, además en una ocasión y eso que yo no me solía reír demasiado, me había hecho reír de tal manera que se me habían saltado hasta las lágrimas de tantas tonterías seguidas, que había llegado a decir en cuestión de segundos, y en un tono de lo más adormilado, lo que era obvio si estaba con el sueño profundo sin enterarse de que no dejaba de hablar, y realmente nunca se me olvidará el ''el complemento directo nos ataca'' lo que me había hecho cuestionarme, si es que la profesora de lengua en su adolescencia le había dejado un trauma, tan grave que no dejaba de decir eso una y otra vez., y no sabía muy bien cómo imaginarme un completo directo a atacando a alguien. El caso, es que al bajar la vista, no pude evitar ruborizarme hasta límites impensables, es más estaba seguro de que incluso mis orejas ardían de la vergüenza sentida, y eso el albino no había hecho nada en esta ocasión, porque seguía durmiendo como el angelito que era, y aunque seguía durmiendo esa tranquilidad que nos rodeaba no duró por mucho tiempo, debido a que parecía que sabía como provocar en mí un paro cardíaco de lo rápido que latía mi corazón, tanto que incluso temía que se me fuera a salir de mi pecho, y es que mi corazón no había tardado mucho en reaccionar, y es que me había quedado tan embelesado con su pálido, e impasible rostro, que ni siquiera me percaté de un pequeño detalle, o no tan pequeño, y es que ambos estábamos desnudos, sin ropa que nos cubriera tras una noche en la que de nuevo nos habíamos fusionado en uno solo, esos momentos únicos en los que ente gemidos del placer, nos transmitíamos ese amor tan único, y especial, aunque eso no era lo que me había hecho reaccionar de auqella manera, si no que mi diablillo, movió su rodilla, y no tuvo la mejor idea de posicionarla justamente en mi entrepierna.

Se podría decir que eso me lo podía tomar como venganza, porque en aquellos últimos dos meses (haciendo referencia a la última vez que el asesino en serie decidió atacar), yo era el que se levantaba primero, y por supuesto me percaté de lo difícil que era levantarle, parecía un caso imposible, igual que el del asesino en serie, el cual solía estar aún presente en mi cabeza, lo que era normal, ya que de eso no me podría olvidar así por las buenas, y que no hubiera atacado en esos dos meses no significaba nada, porque en cualquier momento, en cuanto nos despistemos, cuando pensase en otro golpe bajo para nosotros, entonces volvería a atacar, y de tan solo pensar que esas amenazas iban en serio de verdad, de tan solo pensar que una de ellas la cumplió, que atacó a Hiroto cuando menos nos lo esperamos, hacía que me recorriera un miedo de pies a cabeza sin poder hacer nada por evitarlo, hacía que me quedase paralizado en mi sitio, sin poder pensar con claridad, mientras millones de imágenes se me venían a la mente, imágenes que provocaban que mi corazón latiera a una velocidad nunca antes sentida, y es que ¿habría una siguiente víctima? ¿íbamos a caer en cada una de sus trampas? ¿Cómo era que sabía que íbamos a ir a la fiesta? Todas esas preguntas sin respuestas rondaban por mi cabeza, sin saber cuándo iban a ser respondidas, mientras sentía que la desesperación se apoderaba de mi cuerpo. Sin embargo, en esos momentos no quería comenzar a agobiarme, no si el día acababa de empezar.

Where are my memories? (Inazuma Eleven) (Goenji x Fubuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora