Capítulo uno: Recuerdos incomodos

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Y entonces él tomó la libreta en donde estaban escritas todas las cartas que día a día hizo para ella, esas cartas que nunca llegaron.

-¿Por qué nunca me enteré de esto?

-No tenías que hacerlo, creí que nunca llegaría a juntar el valor necesario para decirte que te amaba, para expresarte todo lo que me has hecho sentir durante todo este tiempo.

-Pero tan sólo han sido algunos meses

-Las personas se enamoran en segundos o en años, nadie nunca tiene poder sobre eso; ni tú, ni yo, ni siquiera ellos.

-Charlie yo no sé que es lo que siento por ti, no es amistad de eso estoy segura, porque cuando estoy contigo me siento bien, me siento segura y me encanta como me consientes y como siempre haces algo para hacerme sonreír pero...

Cuando Charlie me platicó esa historia me sentí muy identificado, no supe si estaba contando su historia de amor o la historia de mis errores, ambas tenían grandes similitudes, claro que él sí hizo algo al respecto mientras yo, bueno yo sólo sé que la he visto desde lejos y sólo por casualidad, han pasado algunos meses desde que hablamos por última vez, desde que le di ese último beso.

-¿Y entonces que pasó? –pregunté-, porque ese no es el final ¿cierto Charlie?, tú aún sigues con ella, ustedes se van a casar en una semana, ¿Por qué ahora estás recordando todo? Y más aún ¿Por qué me lo estás contando?

-Sí, -contesto mientras veía la taza de café que tenía entre sus manos-  nos vamos a casar y te lo cuento porque tú estás pasando lo que nosotros, pero ustedes son demasiado orgullosos como para poder hacer algo al respecto, Katie se ira de la ciudad en un par de semanas, y yo no pretendo que la busques ni que regresen, ni siquiera que se comprometan. Yo soy tu mejor amigo Alex y como tal tengo que decirte lo que tus tontos y ciegos ojos no alcanzan a ver ni tu estúpido cerebro a entender, ustedes se aman. 

-Hace mucho tiempo que no la veo, lo último que supe es que trabajaba en un buffet como secretaria y que empezó a salir con uno de los abogados, he querido llamarla y decirle todo y darle las cartas que he escrito, igual que tú lo hiciste con Carol, pero tengo miedo de que no conteste o peor aún que conteste, no sé qué diré.

En ese momento empecé a recordar muchas cosas, y quería contárselas a Charlie pero de pronto recibió una llamada y solo se levantó de la sala en donde nos encontrábamos y salió por un momento…

Días atrás me había pedido que nos viéramos en una cafetería cerca de la estación donde él trabajaba, esa cafetería nos gustaba mucho, y no sólo por el café que a decir verdad era de los mejores que había probado en toda mi vida; en ese lugar Charlie y yo habíamos conocido a las chicas hacia algunos años atrás, en una tarde de otoño algo fría, realmente pareciera que estuviéramos en pleno invierno. Ese día lo recuerdo muy bien, Charlie y yo tomábamos un café y comíamos un poco de pastel, hablábamos de como ya se acabaría la escuela y que por fin seriamos licenciados, conseguiríamos un buen trabajo y nos casaríamos aunque eso aún estaba muy lejos de nuestras manos, nosotros siempre nos pusimos expectativas muy altas y algunas de ellas nos costaron grandes caídas.

Bromeábamos y reíamos mucho, tanto que otros comensales empezaban a contagiarse de nuestra energía, ambos éramos muy “pericos”, bueno eso era lo que siempre nos decía mi madre, era una forma divertida de decirnos que jamás parábamos de hablar ni decir tonterías, Charlie y yo siempre nos llevamos muy bien desde que entramos a la universidad, aunque hayamos escogido carreras diferentes siempre teníamos tiempo para salir a alguna fiesta o a tomar un café como los buenos amigos que éramos y que bueno, aún somos.

Esa tarde de bromas y risas entraron por la puerta de la cafetería dos chichas y al igual que la mayoría de los hombres que estábamos ahí, Charlie y yo nos quedamos observándolas, una de ellas era Katie y obviamente la otra Carol, y bueno debo confesarles que en ese momento cuando entraron Charlie y yo observamos fijamente a Carol y después nos detuvimos a vernos con esa mirada burlona y arrogante que era más bien como un “yo la ví primero”, pero cuando Katie llego a la barra y pidió su bebida quedé hipnotizado por su voz, esa voz que jamás olvidaría…

-Me tengo que ir Alex, ocurrió algo en la estación, pero tienes que pensar las cosas y tú sabes que estás mal y que aún la amas, ¡compréndelo! Sólo pon las piezas en su lugar y verás como todo se solucionará, por cierto tú serás mi padrino así que necesito que te compres un buen traje amigo, esa ropa que usas no creo que sea buena para una boda, además deberías cortar tu pelo, a decir verdad te ves mucho mejor con el cabello corto.

Charlie se fue, yo aún me quede un rato en la sala de la cafetería, que no había cambiado mucho desde aquellas veces en que los cuatro íbamos a relajarnos y a tomar un café y comer pastelillos.

Me quedé quizás más de veinte minutos pensando y recordando, tratando de unir las piezas de mi historia, pero aún faltaban muchas, había recuerdos que no existían, lagunas mentales y espacios en blanco. Cuando por fin reaccioné el café se había enfriado y una mosca volaba alrededor de un pequeño pedazo de pastellilo, así que decidí retirarme; pedí la cuenta y me dirigí a la puerta y al abrirla ocurrió…

 Choqué con alguien pero no pude ver su rostro hasta que levanto la cabeza, creo que iba escribiendo un mensaje en el teléfono…

-Disculpa, que torpe no me di cuenta que venias –sin verme solo lo dijo y siguió en el teléfono-

-No te preocupes, fue culpa mía, este estúpido teléfono tan raro que no puedo escribir un simple mensaje, me lo regaló mi padre entonces tuve que quedármelo –en ese momento alzó la cara y pude ver su rostro, me quedé atónito era hermosa, sus ojos color miel y grandes pestañas, las mejillas algo sonrojadas y unos labios, sus labios; esos labios que quieres besar y morder cuando los tienes tan cerca de ti –

-No… no hay problema –tartamudeé, y me hice a un lado para que pudiera pasar, ella entró y fue directo a la barra a pedir una bebida, no pude saber más porque en ese momento entró una llamada, era mi hermana necesitaba que pasara a comprar algunas cosas para mi sobrino – 

Fin Del Capitulo Uno

¿Y si fueras tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora