He vivido amores y desamores, dulzuras y amarguras. El amor me ha llevado hasta el cielo y en menos de los que se puede imaginar me ha bajado al mismísimo infierno, pero aveces ese infierno de desamor que vivimos no es tan malo como muchos lo describirían, yo creo que en cambio es algo que nos atrae y de cierta manera nos hace sentir bien, ya que siempre que salimos estamos queriendo volver allí.
El amor es un todo un cúmulo de emociones que en la mayoría de las ocasiones te hace sacar lo mejor de ti, pero en cuanto la relación se debilita y se vuelve monótona, tu cerebro ya no libera la misma cantidad de dopamina acabando con la relación y haciéndote sentir culpable por ello. No se crean ese cuento, nunca traten de cargar con toda la culpa del rompimiento, la relación es de dos y por lo tanto la estabilidad de esta corresponde a los dos, y si, a veces se pueden reparar las grietas, pero si uno de los dos no quiere, es mejor que dejen así y no se torturen mas... difícil seguir ese consejo cuando ni siquiera yo misma lo hago, pero es eso a lo que me refiero cuando hablo del seductor infierno, somos masoquistas, siempre estamos pidiendo dolor y mas dolor, es adictivo intentar volver a una relación que ya no tiene arreglo, lo seguimos intentando una y otra y otra y miles de veces, y aunque después de un tiempo logremos salir de ahí, nos vemos arrastrados de nuevo al mismo martirio que tal vez no sea con la misma persona, pero si con el mismo corazón.
Es aquí cuando digo que de el odio a el amor hay un paso, pero de el amor al odio hay tan solo medio.
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De amor y otras amarguras
RomanceDel odio a el amor hay un paso, pero del amor a el odio solo hay medio