Un beso.

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Todo parecía como una película de acción, en ella nuestros jóvenes súperheroes se encontraban cara a cara con HawkMoth, no había escapatoria.

Después de tanto tiempo los chicos por fin dieron con su guarida, que se encontraba a las afueras de la ciudad, se trataba de una fábrica vieja ya en ruinas.

Los chicos corría tras de él, está vez no lo dejarían escapar, Hawkmoth tenía que saldar su deuda con la sociedad, por todos los problemas que sus akumas en un pasado causaron a todo París.

—¡Chat por acá!—dijo la chica señalando unas escaleras.

HawkMoth subía lo más rápido posible tratando de que no lo encontrarán, corría por los pasillos, derecha, derecha, izquierda, Ladybug y Chat Noir iban tras de él.

—Maldicion—gruñó el hombre al darse cuenta que se había acabado el corredor.

—Ahora sí HawkMoth, no tienes escapatoria —dijo Ladybug atrapándolo con su famosos yoyo.

—Eso creen—río con malicia.

Una nube blanca de humo apareció, haciendo toser a los héroes tapándose la narizota boca con las manos, por lo que Ladybug soltó su yoyo dejando escapar al villano, unos instantes después el humo desaparecío al igual que HawkMoth.

—Rápido se fue por aquí-señaló  el mínino.

Los chicos apresurados corrieron hasta llegar al la planta alta del edificio, una especie de observatorio, donde desde ahí se tenía la mejor vista de París, los jóvenes  se quedaron atónitos ante aquel panorama, era impresionante, tan majestuoso y hermoso.

—Veo que son astutos-dijo con sarcasmo.

—HawkMoth estás perdiendo, ríndete de una vez—mencionó Chat Noir amenazándolo con su bastón.

—Nunca—agitó su báculo.

De la nada un ejército de mariposas negras apareció, dirigiéndose a los chicos en busca de sentimientos negativos para akumatizados.

—Chat toma mi mano— le ordenó Ladybug.

—¿Qué?—preguntó incrédulo ante la orden de la chica.

—Hazlo ahora—exigío.

—Como órdenes my lady —tomó su mano, guiñado el ojo.

—Ahorita no es momento para tus coqueteos Chat—mencionó enojada.

—Lo siento, no puedo desperdiciar ninguna oportunidad contigo Bugaboo—dijo apenado.

Los héroes traban de salir de esa nube de mariposas con ayuda de sus armas, pero les era imposible, las mariposas parecían ser indestructibles, parecía que iban a perder.

De repente Ladybug recordó algo que alguna vez Tikki le contó, una leyenda de la época egipcia, que decía que cuando los portadores de los miraculous de la buena y mala suerte se besaban una especie de rayo aparecía capaz de deshacer cualquier mal en el mundo, inclusive enfermedades exóticas.

La chica no sabía si era verdad esa leyenda, pero al menos lo tenía que intentar o si no Hawkmoth se saldría con la suya.

—Chat bésame—le ordenó con un leve sonrojo que combinaba con el traje.

—¿Q-q-que? —dijo tartamudeando mientras la miraba incrédulo.

—Hazlo de una buena vez—se acercó a él.

—Lo sé my lady te mueres por mi, pero este no es un buen momento—señalando el ejército de mariposas.

—Si no lo haces tú...—lo amenazo poniendo sus manos al rededor de su cuello.

La última mirada {Miraculous}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora