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Los Jardines de la Primera Casa eran una enorme explanada verde, que se dividía en círculos concéntricos e imitaba de alguna forma la configuración de la Ciudad y sus calles. Había calles y caminos que llevaban hacia el centro de los jardines donde se erguía la majestuosa Primera Casa, que iluminada por potentes luces blancas y ligeramente elevada por encima del resto de los Jardines Concéntricos gracias a una suave pendiente, parecía un símbolo de luz en la oscuridad, un monumento que ofrecía guía y propósito. Otras calles llevaban a distintas partes del Jardín.

Los dos caminantes ingresaron por la entrada principal al primer círculo concéntrico, que era de acceso libre para cualquiera. Sólo custodiado por cuatro guardias que observaban a los transeúntes. Sobre el portón de ingreso decía: Para usted, en la necesidad. Malcom se sintió inundado por buenos presentimientos. El primer círculo concéntrico se componía de arbustos y árboles que subían y bajaban impulsados por pistones hidráulicos mientras eran iluminados por focos que les proyectaban vivos colores. A Malcom no le disgustó por complete el bosque danzante, excepto por los colores anti naturales. Linternas Powerlight, destruye la oscuridad.

- Negociar la liberación de un pueblo en medio de una fiesta de alcohol no es el lugar más adecuado, - comenzó a decir Cole - pero tendremos que usar lo que está a nuestro alcance pues no hay tiempo para nada más.

Malcom dejó de observar el bosque mecánico y prestó atención a Cole.

- Hay algo que debes saber acerca del Payaso, - dijo Cole - su rostro lleva tanto tiempo usando la expresión que su pueblo requiere de él, que se ha paralizado invariablemente. Ha estado en el poder durante más años de los que puede recordar, manejando la información para ser reelecto cada vez que hay votaciones. Hábilmente al comienzo, burdamente después. Tergiversando los hechos, omitiendo verdades, exagerando situaciones, falseando declaraciones, ocultando pruebas, todo para que la Ciudad pueda creer que elige libremente lo que es mejor para sí misma. Algunos dicen que ya no recuerda para qué son las elecciones.

Malcom trataba de imaginar al Payaso según la descripción de Cole.

- Cuando estés adentro, - prosiguió Cole - veras y oirás muchas cosas que te impresionarán. No dejes que te distraigan de tu objetivo. Oirás a la mayoría referirse a personas como números en una planilla, negociando no sobre qué es lo mejor para la gente que lideran, sino qué es lo mejor para su propia popularidad en las encuestas. Los oirás tramando, y re-tramando sobre el cómo en lugar del porqué. Los verás más interesadas en poder y ego, que el bien común. Autosatisfaciéndose sin límites, mientras su gente no obtiene una pizca de to esencial. No te distraigas, no dejes que eso te quite un sólo momento. Tienes un fin superior.

Los dos peregrinos llegaron al segundo control. Cole pasó mostrando sus credenciales de ciudadanía. Malcom pasó gracias a su implante neuronal. El segundo círculo concéntrico se componía de canales y juegos de agua iluminados, donde se proyectaban imágenes de animales fantásticos que saltaban de un canal a otro. Sobre los canales, pequeños puentes de arcos unían caminos intrincados que parecían formar un laberinto. Por los canales navegaban góndolas y canoas con familias o enamorados. Malcom recordó los paseos por el río Danzante de Rhor. Se sentía cada vez más cerca de casa.

- Dentro del salón principal de la Primera Casa, - continuó explicando Cole - el Payaso y sus ayudantes más cercanos ocupan un lugar especial. Apartados del resto por un cerco custodiado por guardias, y elevados en altura, pueden observar a todos sus invitados y, aunque ellos no sepan, pueden escuchar sus conversaciones con ayuda de un audífono insertado en sus oídos.

Malcom observaba preocupado a Cole.

- El acceso al círculo es muy restringido, - continuó Cole - no fue posible hacerte ingresar en tan poco tiempo, tienen demasiadas barreras de seguridad. De modo que, para ingresar al círculo tendrás que identificar el mozo que les está atendiendo y remplazarlo. Luego, para captar la atención del Payaso comienza adulándolo. Los halagos siempre captarán la atención de los idiotizados. Luego, cuando hayas notado que lo tienes escuchándote trata...

Malcom miraba atento a Cole.

- Trata de decirle a su mente ebria que necesitas rescatar a tu pueblo usando toda su maquinaria de guerra.

Malcom no supo qué hacer del comentario, pero ya habían llegado al tercer control desde donde Cole ya no podría acompañarlo. Malcom dio su nombre y tras verificar que estaba en la lista de la servidumbre de esa noche los guardias le dejaron el paso libre.

- Recuerda lo que te he dicho - dijo finalmente Cole - suerte, espero que todo salga bien y puedas regresar a Rhor con la ayuda que necesitas.

- Gracias Cole, desearía tener tiempo para...

- Vete ya.

Malcom sonrió y pasó por el detector de metales, plásticos, químicos, venenos y explosivos. Una vez dentro del tercer círculo se volvió hacia Cole.

- Volveré, - le dijo - después de Rhor.

- Estoy seguro que si.

Malcom sonrió otra vez, dio media vuelta y enfiló hacia el Palacio de la Primera Casa. Cole se quedó mirando cómo el joven se alejaba. Tenía una sombra de preocupación en su mirada. Ante los ojos de Cole, el hijo de Rhor parecía tener un extraño aura de tragedia rodeándolo. Un joven de buenos sentimientos, noble, tenaz, esforzado, a quien la felicidad le sería eternamente esquiva. Simplemente porque sí, porque a veces la vida es injusta y otras veces es brutal, y otras veces es ambas. Cole no era un hombre demasiado creyente en lo místico, por eso mismo la extraña impresión que Malcom le causaba parecía tener una legitimidad innegable y eso le daba pena. Un joven que se merecía todo y no lo obtendría, en un mundo donde muchos que no merecían, tenían de sobra. Cole decidió que mantendría un ojo sobre Malcom, si había algo en su poder para ayudar a quien ayuda, lo haría. A Cole le gustaba hacer eso, era su guerra personal contra la injusticia y éstas eran las pequeñas batallas que libraba, a veces ganaba y le daban los motivos que necesitaba para seguir adelante a otra batalla. A veces, no ganaba.

 A veces, no ganaba

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ENTRE BESTIAS - Parte I -  Hijo del Bermellón [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora