Capítulo único

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Suspiró.

Bajó del avión.

Estaba en Hoenn.

Sonrió.

Su inicio como coordinadora empezaría.

Su preparación como performer continuaría.

Era el comienzo de un nuevo viaje.

Una nueva aventura se abría paso frente a ella.

Debía pensar en eso.

Debía hacerlo.

Debería.

Debe.

Ella...

¡Simplemente no puede!

— ¡Ahhh! — gritó, saliendo del aeropuerto y comenzando a correr.

Al fin llegó a ciudad Malvalona. Había pensado en ver las tiendas y los diversos tipos de pokémon que se le hacían raros pero a la vez fascinantes y que se encontraban en esta región ni bien llegara, pero ahora solo quería encontrar el centro pokémon, pedir una habitación, tirarse en la cama y enterrar su cabeza en la almohada hasta quedar dormida.

Estuvo todo el viaje ideando una lista de cosas que hacer solo por el hecho de querer evitar recordar lo que hizo antes de irse de Kalos. Ya aquí, ignorarlo se le hacía imposible.

Lo había besado. A Ash.

Y no fue en la mejilla.

Incluso le dijo que él era su objetivo y que se pondría más atractiva para la próxima vez que se encontraran.

La cara de Serena no podía estar más roja.

Finalmente, divisó el lugar que buscaba con desesperación. Ingresó y caminó hacia uno de los asientos para descansar un poco. El centro pokémon era casi una copia exacta de los que había en su región natal. Quizá las únicas diferencias eran el uniforme y peinado de la enfermera Joy y que su pokémon acompañante era un Chansey.

— Hola y bienvenida al centro pokémon... ¿Sucede algo, señorita? — dijo la pelirrosa, acercándose hacia la performer al notar que estaba excesivamente cansada — ¿Puedo ayudarle?

— Una habitación si es posible, por favor. — hizo una pausa para respirar hondo — ¿Dónde puedo hacer una llamada?

Señaló a una esquina del local. Serena le agradeció y se dirigió a llamar a su madre. Charlaron un buen rato, contándole ella el viaje y lo escaso que había visto de la tropical región.

— Te noto algo alterada, querida ¿Te encuentras bien?

— ¡S-sí! Solo es el cansancio, mamá. Necesito dormir un poco.

— No me convences. Sabes que puedes contarme lo que sea.

— Lo sé. — escuchó el llamado de la enfermera avisándole que su habitación estaba lista — Debo irme mamá; necesito un gran descanso luego de todo este pesado viaje.

— Cielos, Serena, está bien. Pero tenemos una conversación pendiente, ¿eh? Llamaré, no lo olvides.

—¡No lo olvidaré!

Colgó y se dirigió a su cuarto. Volvió a agradecerle a la enfermera, pidiéndole como último favor que revise el estado de sus pokémon. Braixen salió de su pokéball, negándose a ir con la pelirrosa ya que quería estar con su entrenadora. Sabía lo que le pasaba, se los contó ella instantes antes de abordar le avión.

Serena no puso objeciones, así que Joy solo se llevó a Sylveon y Pancham.

Al estar solas, la pelimiel se recostó en la cama. Mirando hacia el techo, dijo:

After the kiss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora