Martín no quería llorar, pero se sentía como si sus lágrimas fuesen a derramarse de sus hermosos lirios azules. La emoción y el júbilo lo embargaron por completo, parecidos a la sangre que fluía por su cuerpo entero.
Cuando era mas pequeño, solía ver a niños con sus hermanos mayores. Sinceramente, el siempre quiso un hermano mayor. Jamás de había imaginado que el tendría que cumplir ese papel. Había pasado mucho tiempo solo, deseando, desde lo más profundo de su corazón, una compañía. Alguien con quien jugar, hablar... Y sin embargo, su deseo se había cumplido.
Allí estaba, a unos cuantos centímetros de él... Su hermanito.
Y allí fue cuando sus lágrimas comenzaron a salir. Desde que su padre había muerto, hace apenas unos meses, había perdido toda esperanza de tener un hermano. Tal vez por el hecho de que Martín ni sabia de donde venían los bebés.
Su mamá sonrío, pero era una sonrisa triste. Debía saber que es lo que estaba pensando el pequeño, pues no pudo evitar sentirse embargada por la tristeza una vez más. Jamás fue una mala mujer, y había sido una buena esposa y madre. La pérdida de su amado esposo le había dejado un gran hueco en su corazón.
Martín logro estabilizarse y mirar a su hermanito. Era muy pequeño, mucho. Tal vez mas pequeño que la mayoría de bebés, y esto hizo que la amiga de la madre de Martín se sintiese extrañada, ¿por que era tan pequeño? ¿acaso era por haber sido prematuro? Se dijo "si" a si misma en su mente.
Martín sonrío en cuanto vio el dulce rostro de su hermano. Sus mejillas estaban teñidas de rosado y parecía dormir.
Martín acerco su mano a la de su hermanito, tomando esta con delicadeza. Miro a su madre, sonriendo y alejando de ella las inconmensurables dudas y miedos que la habían abrumado desde que su segundo hijo había llegado al mundo.
A diferencia de muchas madres, ella no sonrío al verlo nacer. Ella no susurro su nombre o dijo haberse alegrado de verlo. No le dijo que lo amaba.
Ella estaba llena de miedo y tristeza. No había susurrado su nombre por que no tenia nombre. Jamás pudo decidir o debatir su nombre con su padre por que este había muerto antes de enterarse, siquiera, que este niño venia en camino.
No le dijo que le amaba... Por que sinceramente había más cosas por las que preocuparse.
Y no es que fuese una madre terrible. Ella había hecho lo posible por cuidar de su hijo, brindándole todo aquello que este necesitase.
Pero justo ahora sentía como todo el peso de las responsabilidades estuviesen en sus hombros, pegando su cuerpo al suelo, del cual no podía levantarse.
-¡Christopher es un buen nombre!- chillo la aguda voz de Martín, mirando las profundidades de los ojos de su madre, quien sonrío, casi de inmediato.
-¿Christopher?- pregunto ella, confirmando lo que su hijo le había mencionado. Le gustaba el nombre.
-¡Si! ¡Chris!- volvio a decir con ojos centelleantes, como estrellas.
-Es un nombre perfecto-
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~Don't Give Up~
Fiksi PenggemarKRATTCEST. Hace mucho tiempo...en el corazón de un solitario niño...nacio un sueño.