Alejandra, o como prefería, Alex, pasaba las horas inmersa en sus historias favoritas. Devoraba los libros sin apenas darse cuenta y soñaba despierta con vivir alguna de esas historias, conformándose con la frustración que le provocaba intentar escribir alguna sin éxito alguno mientras pasaban los días de verano.
Lo que no sabía era que ese verano no sólo viviría una historia así, sino que esta sería totalmente diferente, nueva, única.
Y esa historia, como le advirtió aquel chico de ojos verdes, se iba a convertir en su historia favorita.
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Mi historia favorita.
RomanceLeer era su pasión, pero nunca había vivido una historia así. Nunca. Hasta que llegó él.