No hay nada más por decir.

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¿Quién diría que terminaría escribiendo esto, y en este sitio web?, ¿quién diría que marcarías tanto mi vida como para dedicarte una historia completa? pues tú dime, porque yo no tengo idea...

Realmente me pregunto, ¿por qué te fuiste?, ¿es que acaso no fui suficiente?, ¿no era lo que buscabas? Es triste que no leerás esto, pero al mismo tiempo me llena el cuerpo y alma de un poco de alivio, seguro ya estarás harta de mí (puesto que eso me diste a entender), y no sé, cuando lo hiciste recaí en la miseria. Sé que no soy, ni seré nunca jamás la mejor persona de este mundo, ni la mejor opción para alguien tan... tan tú. Pero créeme que cuando yo te digo lo especial e importante que eres para mi... es porque realmente eres tan especial, que quiero que lo sepas. Quería compartir mi emoción al verte, mi emoción al hablarte, mi emoción al sentirte cerca de mí, juntos, como pareja. Quería que supieras cuánto te quise, que supieras que sin ti, no... no podría hacer nada que me llene o satisfaga como tú lo hacías. De una forma pura, de una forma real, verdadera. 

No entiendo porqué te fuiste, y tal vez nunca lo haga y viviré por el resto de mis días, aunque tal vez sin dolor, ni sufrimiento por ti, pero sí con la duda de tu abandono. 
Quisiera que te quede claro que yo realmente te quise, realmente me enamoré de ti. No se necesita mucho tiempo para caer en el amor con alguien como tú. No se necesita demasiado de ti, para tener todo de mi. Fui tu caballero guardián en tus malos momentos, y tú fuiste la luz que iluminó mi camino cuando me sentía ciego. Fuiste, eres y probablemente serás, una de las personas que yo más he querido. Y lo sé, sé que tal vez estarás pensando que en un tiempo podré estar con alguien, que le diré las mismas cosas, los mismos cumplidos, los mismos ligues, los mismos abrazos, los mismos besos... pero no; una historia sólo se vive una vez, una historia siempre será irrepetible, y, principalmente, un sentimiento real nunca jamás podrá ser recreado con alguna otra persona.
Y también tengo muy claro, está muy presente en mí que dirás que todo lo que te estoy diciendo son solo palabras que hoy en día están muy, muy mal usadas, quemadas por su uso excesivo e innecesario. Pero no; yo no puedo mentir, no puedo mentirme a mí mismo, y decir que todo lo que escribo ahora es solo un juego como todas las personas que les gusta jugar con este tipo de cosas hacen. No puedo, no puedo porque no es así... hablo con total sinceridad, todo lo que he pasado. Todo es verdad.
Te sufrí, te lamenté, casi te lloré... te extraño. ¡Por Dios, te extraño!, quisiera, por lo menos, un último abrazo, un último beso, un último suspiro... Un último adiós. Quisiera poder regresar al tiempo, y abrazarte una y otra y otra vez que no lo había hecho. Aprovechar cada segundo que estuve a tu lado para poder contemplar tu hermosa y brillante sonrisa que siempre que veía, generaba la mía. Quisiera poder estar contigo, justo ahora, tomados de la mano, abrazados, caminando o haciendo cualquier otra cosa, por insignificante que sea... con tal de estar contigo. 
Todas las cosas tienen fin, eso sin duda. Pero, ¿tenía que ser ya nuestro fin?, ¿tenía que terminar de esa forma tal sentimiento por ti?, ¿por qué?, ¿por qué las mejores cosas son las que duran menos a las demás?, ya dice aquella frase que recuerdo muy bien: "es tan corto el amor, pero tan largo el olvido", cuanta verdad en tan pocas palabras, ¿eh?... no te he superado, tal vez me cueste tiempo. Pero lo haré, sufriré, me dolerá, y después pasará. Como un flash, como un feroz flete golpeando. Me arderá tanto, como el triste hielo. Ese estado sólido de la materia, que fue convertido por las bajas temperaturas, porque no había calor dentro de él, pero, a pesar de ser nombrado como sólido, al mismo tiempo es,... tan frágil y tan fuerte... con F de Frialdad. 

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