(1)Eran las 2:30 pm del 25 de septiembre en la universidad de chicas de Stanford. Una chica llamada Germayolin estaba ingresada ahí, tenía 17 años y estudiaba Psicología, media 1,63m, rubia como el sol, de ojos azules como el agua y cuerpo de guitarra. Provenía de una familia de New York; su abuelo había muerto en la guerra y su padre siguiendo el linaje estaba en la milicia. Su padre estando lejano de su vida, Germayolin no podía mantener una comunicación diaria con el, por lo cual en la universidad se pasaba la mayor parte del tiempo dedicada a sus estudios, excepto cuando salía a fiestas y cuando se reunía con sus amigos. Germayolin platicaba con su madre dos veces al mes.
El martes 30 de noviembre al amanecer, como todos los días, Germayolin sale a desayunar con sus compañeras y entre pláticas y risas, Germayolin no se imaginaba que esa era la fecha que iba a dar un giro de 360 grados a su vida.
(2)
Ya se hacía tarde para la clase de geometría, eran las 8:50 am y el reloj corría como una liebre, tanto como ella lo hacía por las aceras. Al llegar devuelta a la universidad ve un hombre a lo lejos el cual se le hace conocido pero no le presta importancia... ¡Hasta que este la llama por su nombre! Y ella asombrada y extrañada a la vez, dice:
—¿Padre?—Germayolin se le hace un nudo en la garganta y sentía que el mundo le venía abajo, por lo cual no pudo expresar ningún gesto de emoción sobre su padre aunque lo sintiera.
—¿Por qué esa cara, no estás feliz de ver a tu papi?—dice su padre.
Ella apenas responde que sí y saca una gran sonrisa y le pregunta que hacia allí y si se iba a quedar por fin para siempre, si mama sabia de que se encontraba allí...
El sonríe simplemente y comienza su gran explicación.
—No hija, vine a darte una sorpresa.
—¿Cuál?
—Ya prepare todo para que vayas a una escuela militar para chicas en Austria, así seguirás con el gran linaje familiar.
La gran sonrisa que se había plasmado en su rostro al ver a su padre frente a ella de nuevo, se desvanece poco a poco y una expresión de furia, enojo y coraje toma poder de su hermoso rostro y angelicales ojos.
—¿Qué?, Pero yo no quiero ir a Austria, ni tampoco quiero ir a una escuela militar, ¡papá!
(3)
El, sin importar los sentimientos de su hija y sus deseos, le dice con tono agresivo y fuerte.
—Lo siento hija, no hay marcha atrás, recoge tus cosas y te espero en 30 minutos. Ya retire tus papeles y todas tus materias en la universidad.
Germayolin, triste y enojada a la vez comenzó a recoger sus cosas mientras por la mente se preguntaba porque su padre hacia eso con ella.
Después de terminar de recoger sus cosas y despedirse de sus compañeros muy entristecida, sale de la universidad y camina hacia el vehículo de su padre, al llegar su padre la espera abriéndole la puerta delantera, ella lo mira fijamente y le dice.
—No sé que te hice para merecer esto, pero no quiero volver a verte...
Y entra en el auto. Camino al aeropuerto no le dirige ni una palabra a su padre, todo se tornaba en un silencio muy incomodo. El teléfono del su padre sueña y en la pantalla dice Sara, su madre.
El contesta la llamada y decide ponerla en alta voz.
—¿Qué estás haciendo con mi hija, cretino?, ¡no es la vida que ella se merece es una buena chica!, ¡lleva tu sangre como para que no te duela arrebatarle la vida!