Retazos de recuerdos, imágenes desconocidas de gente querida. Todo comenzó con el despertar en la oscuridad, mirar tus cuerpos, tus manos y comprobar que eres alguien. Vivir una vida que no sabes como empezó pero si como continua. Clases, amigos, juegos, una pala y arena, todo es tan sencillo.
Crecer... probablemente la parte más complicada de la vida. Sentarte en un pupitre, ver que tus amigos ya no son tan amigos, ser invisible, o dejar de serlo para los golpes y las malas palabras. Defenderse pero siempre acabar siendo el raro de turno, el aislado, el triste. Entonces coges una mascara, más agradable, habladora que tu verdadero yo. Sabes que ese no eres tú, sabes que de lo que se ríen es de ti, pero sigue siendo mejor que ser invisible.
Insultos, peleas, risas y burlas más tarde creces, siempre creces, y cada vez vas a peor. Crees que comienzas una nueva vida, en el siguiente nivel. Pero cuando sigues siendo el mismo tu vida no cambia, y el como te tratan parece que tampoco. Cuando creías que todo solo podía mejorar te muestran día tras día, que siempre puede ser un poco peor.
Demasiado mayor para ser un niño, pero demasiado joven para ser un hombre. Te mudas, te vas, abandonas todo ese dolor, como intentar huir del aire. Un nuevo lugar, nuevas personas, mejores historias. Pareces encajar pero es mentira, encaja una mentira que creas porque así es más fácil, una cara fuera y otra dentro de casa. Cambiar gustos, aspecto, solo por no querer estar solo, pero peor que estar solo de verdad, es sentirlo rodeado de gente. Al menos en el hogar puedes acurrucarte en una caliente chimenea que te envuelve a la que llamo "Mama".
Y todavía creces más. Conoces más personas, buenas personas que te demuestran que el mundo puede ser mejor. Un grupo de gente, de buen corazón, que te aceptan como eres, que aceptas como son. Porque aquí solo hay gratitud para todos, y odio para ninguno. Caminar por la montaña, por la nieve, bosques desconocidos, todo es mejor con tu pañoleta al cuello y estando con ellos.
Y creces, pero no creces solo, ya no. Entras en una habitación oscura, juras ser mejor y entonces ves mejor los colores, junto con esas personas que merecen ser expuestas en galerías de arte. Artistas que hacen de ti el mejor de sus lienzos. Ahora debes ser mejor. Pero las despedidas duelen, aunque sean necesarias no se quieren dar. Pero el rió de la vida tiene muchas vertientes y tu eres el que rema la canoa.
Vives, y en su consecuencia conoces más gente, niños que creen ser guerreros, y hombres que se ponen a la altura de niños. Grandes historias, enormes batallas, pero las batallas más grandes no son con la espada si no con el corazón. Banderas azules de un ejercito que te aporta tanto bien como mal, que no sabes como avanzar y te quedas... bloqueado.
Como ya he dicho las despedidas duelen, y más cuando es gente que quieres. Pero a veces hay que decir adiós para seguir creciendo, crecer hasta morir.
Y volví a crecer, el niño se convirtió en hombre. Unirse a un gremio enorme con grandes personas y crecer, pero de verdad. Ser uno más y disfrutar de las historias contadas por trovadores, bebiendo cerveza y celebrando grandes fiestas... Increíble, ¿verdad?
Y conoces personas, personas maravillosas. Amigos de verdad con los que creas vínculos, de tal forma que creas una familia. Una familia que se apoya por un vinculo más grande que la sangre. Y eres feliz por estar con ellos... pero no eres feliz del todo.
Te faltan cosas, buscas cariños de los brazos más fríos que pudiste encontrar, pero los únicos que te aceptan. Sonríes escondiendo las lagrimas que derramaste, quieres derramar y derramaras. Creer que necesitas algo y al mismo tiempo no creerlo. Esperar y esperar, buscares en los bares más oscuros, que más horrores albergan, y solo encontrar el culo de una botella de Ron.
Aunque... espera un momento... ¿Qué es eso? ¿Es una luz? No lo se. Pero la persigues, te llama y viene a ti, de verdad alguien, que por fin te busca a ti, no que la encuentras tu. De pronto, la niebla se disipa, ves un bosque claro, el sol brilla al fondo de las altas montañas, notas como el césped te hace cosquillas en tus pies desnudos. Un cálido roce en tu mano, ya no estas solo, alguien te da calor, ya no sientes frió. Y entonces... bailas, bailas porque eres feliz, como si es en un prado o en el desierto, pero bailas y desde luego no lo haces solo. Te hundes en una mirada de sincero cariño y ternura, y te fundes con otra persona con uno de los actos más hermosos.
Hoy. Ayer. Mañana.
Son todo palabras muy sencillas, pero que pueden significar demasiadas cosas. Esos momentos en los que miras atrás y ves todo lo que has crecido. Burlas que se dejaron de ser, para empezar a ser amigos. Una chimenea la cual no se apaga nunca y nunca se apagara. Soledad que sientes olvidada, porque ya no estas solo. Odio convertido en amor.
Has crecido mucho, pero todavía te falta mucho por crecer. La historia no ha terminado aun, pero sabes que el siguiente capitulo sera interesante, tu tienes la pluma, y el mundo es tu papel.
Continuemos escribiendo.
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Mi Mente
PoetryEn este libro publicaré textos, poemas y reflexiones varias que salen de lo más profundo de mi corazón y mente.