No me apetecía irme a casa ya, así que aproveché que las tiendas no estaban cerradas todavía y fui a ver que tenía Hollister, me encanta esa tienda y los chicos también jajaja. En cuanto llegué fui a la parte de chicas y empecé a mirar a ver que encontraba. Una sudadera azul marino llamó mi atención y su elevado precio también, pero bueno, un capricho es un capricho. Levanté unas cuantas hasta encontrar mi talla. No lo pensé mucho, me la llevo.
En la caja había un chico vestido todo de Hollister, rubio muy guapo. Más de una vez me he preguntado de donde sacan a estos chicos tan guapos, porque yo por la calle no veo tíos así. Mientras esperaba me fijé en un cartel donde ponía que necesitaban un dependiente; no me vendría mal, así ganaría dinero para ayudar a mis padres a pagar la universidad y de vez en cuando me podría comprar alguno de mis caprichitos jajaja. Le pregunté al rubio guapo:
- Perdona pero ¿aún no tenéis dependiente?- le señalé el cartel.
- Aún no, pero tenemos a gente que se ha presentado, solo que tienen que decir a quien se lo dan- me contestó.
- Ah pues, en ese caso... nada- me decepcionó un poco.
- Aún te puedes presentar sí es lo que quieres- diji mirándome con esos ojos azules.
- ¿En serio? ¿qué tengo que hacer?- sonreí de nuevo.
- Ven conmigo- el chico salió de detrás del mostrador y lo seguí.
Me llevó junto a una chica que sería la encargada de la tienda. Me preguntó unas cuantas cosas de mi identidad, edad, si trabajo o estudio y cosas de esas. Luego dijo que tenía que sacarme unas fotos pero nunca pensé que también tenía que saber mis medidas, esto era un poco vergonzoso.
Cuando acabamos se despidió con un "ya te llamaremos". Esto no estaba en mis planes pero bueno, si me cogían ¡genial! porque me encantaba la tienda y también ganaría dinero, pero sino me cogen, otra vez será.
Habían pasado unos días, me estaba acostumbrando mejor a Londres. Desde que había llegado me había sentido una extrangera y ahora ya no tanto. Había quedado con Ryan estos días y me había presentado a gente. Yo también estaba conociendo a la gente de mi universidad, todo iba bien. Este fin de semana iba a salir otra vez, pero no sola y no pensaba emborracharme como la otra vez.
En unos días también iría a casa para ver a mis padres y a mi hermana Kate, los echo de menos.
La canción de Katy Perry empezó a sonar en mi móvil, no sabía quien era pero contesté. La llamada no había durado ni cinco minutos, eran de Hollister, no me habían cogido. Estaba triste, no me pensé que fuese a afectarme tanto; está claro que no soy una chica de revista pero no se, da igual. No voy a deajar de comprar allí por esto. Aunque lo de buscar trabajo no era una mala idea, tengo que buscar otras posibilidades pero después de la suerte que tuve con Hollister mejor espero unos días.
