Capitulo 4

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La noticia de que había vuelto a la vida, alegro a todos, por ese día el templo de Escorpión estuvo lleno de gente, las Dorados desfilaron por ese templo todo el día, no tuvo un descanso de las visitas de sus amigos y compañeros de armas.  Ya caída la noche la habitación se encontraba en un completo silencio, solo se escuchaba la tranquila respiración de Milo, quien ya dormía profundamente a su lado, mientras que solo se dedicaba a pasar su mano derecha suavemente por esa mata de cabello azul. Su brazo izquierdo había vuelto a ser enyesado.

Mientras miraba a la nada por la ventana, se puso a pensar, en algo que había pasado antes de que Anfitrite atacara al Santuario, un día antes de que volviera al Inframundo.

« era de noche, y se encontraba en la cama de Milo casi quedándose dormido, en una de las almohadas, pero cuando estaba apunto de caer en los brazos de Morfeo, un sonido lo despertó. Miro buscando su origen pero solo se encontró con el rostro de Milo a centímetros del suyo, el Escorpión se veía tan tranquilo dormido, sus ojos se pasearon por todo su rostro hasta llegar a sus labios, los cuales estaban entre abiertos. Por unos momentos su corazón se acelero de una manera que no pensaba podía alcanzar, y le nacieron unas enormes ganas de besar esos labios.

"¿Que estoy pensando? "

Sacudió la cabeza para sacar esos pensamientos de su mente y tratar de dormir nuevamente, pero Milo comenzó a murmurar algo que no lograba entender bien.

Por lo que veía parecía que tenia una pesadilla, de las pocas palabras que pudo entender fueron: 'No...no...él, ¡no!', se preguntaba, ¿Que estaría soñando?, ¿Quien seria él? Podía ser cualquier persona en este mundo, y de cierta forma sentía celos, de que ese alguien ocupara alguna parte de la mente y corazón del peliazul. Pero ocurrió algo que no se esperaba para nada.

–"¡Camus!"– Milo despertó asustado y casi llorando, se sentó en la cama con la respiración agitada, para luego pasarse las manos por la cara y volver a acostarse, todo bajo la atenta mirada de Camus, que no sabia que pasaba por la mente del Escorpión– " Tranquilo Milo, no pasara nada de lo que viste... No le pasara nada malo... Dioses, dejenlo que viva"–

Con esas palabras mas preguntas de formaban en su cabeza, ¿Que habría soñado?, ¿Que era lo que había visto en ellos, para despertar de esa forma?

Sintió una mano sobre su cabeza  acariciándola, mientras que la otra lo toma en brazos, pata dejarlo sobre su pecho.

–"Creo que me estoy volviendo loco, pequeño"–

"Mrrr Mrrr " solo ronroneo como respuesta.

–" je, sino te hubiera encontrado a la entrada de mi templo, no sabría como sobrellevar esta situación"–

Cada día descubría una parte de Milo que nunca antes había visto, uno mucho mas preocupado por él, y esa parte mas sentimental, por decirlo de alguna manera, le gusta bastante, pero el simple hecho de que fuera por su causa que esa parte saliera a flote, no le gustaba...

"Crack" »

Ese sonido lo saco de sus pensamientos, miro a la esquina de la ventana, solo para ver esconderse una sombra, quiso levantarse a investigar que había sido esa sombra, pero recordó que sus piernas no le  respondían perfectamente aun.

Se quedo en la cama con la duda, si trataba de despertar a Milo seria demasiado tarde, por que cuando se trataba de dormir Milo era un verdadero tronco. Decidió que seria mejor esperar hasta el otro día. Lo que no pensó es que esa decisión seria un gran riesgo.

~•~

A las afueras del templo el dueño de la sombra vista por Camus, tenían una sonrisa ladeada, mientras miraba en dirección del templo. Sus ojos reflejaban una ira y tal vez celos de los cuales cualquiera debía temer.

— Jeje...— Apretó el puño— justo como lo pensé. Ya veras Acuario lo que te espera por quitarme lo que es mio.

~•~

A la mañana siguiente y como siempre, Camus despertó primero, giro su rostro para encontrarse con el del Griego, quien dormía como si estuviera invernando. Rió ante eso para luego acercarse a su rostro y comenzar a darle pequeños besos por todo su cara, despertándolo de a poco, cuando al fin logro que abriera los ojos, se quedo mirándolos eran de un celeste tan brillante, que le costaba creer que en verdad eran de ese color, y a su parecer, brillaban todavía mas en las mañanas.

— ¿Que tanto me vez?— su voz lo asusto.

—Milo, ¿me regalas tus ojos?

— lo haré, si me das los tuyos.

— mh?...No. Hablando enserio, vi algo o alguien ayer en la ventana.

— ¿a que hora fue eso?

— Cuando ya eras un tronco humano. No se quien era, lo único que puedo decir con exactitud es que era un hombre, no parecía la sombra de una mujer...— Milo lo quedo mirando, se estaba preocupando demasiado, tal vez solo fue un guardia pasando, pero vio su error cuando recordó que lo único que hay al pie de la ventana era unas cuantas rocas, y arbustos con espinas, ningún guardia pasaría por hay— alguien nos estaba vigilando.

— Despreocupate por ahora, te prometo que después buscare quien era.

— Pero es que...— fue callado por los labios de Milo al posarse en los suyos. El beso fue uno tierno, el Griego coló sus manos por los cabellos de Camus, logrando que fuera mas profundo, en un momento el Francés soltó un pequeño suspiro, abriendo la boca, y con ello Milo comenzó a meter su lengua, formando una batalla en la cual él iba ganando. Se separaron por falta de aire, al hacerlo solo un hilo de saliva los unía. Camus tenia un ligero sonrojo en sus mejillas.

— Eres hermoso, cuando te sonrojas... Y quiero que esos sonrojos sean solo para mi.

— Y así sera...

◆◆◆

¡Hola!

¿Quien habrá espiado a estos dos en la noche? Supongo que ya lo sospechan, pero aun así hay que mantener el suspenso y la duda. Ahora solo esperemos que Milo no se vuelva un peligro para Camus.

Chaito

ScorpioNoMilo ✌

Entre Cuerpo y Alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora