Iracundo se levantó dispuesto a contraatacar lo dicho por el hombre frente a él. Aquel hombre de mirada indiferente se ensombreció al escucharle hablar, claramente no era de su agrado. Justo en ese momento llegar a una conclusión parecía difícil, y no era dudable todos allí parecían tener ideas completamente diferentes hasta que ambos hombres coincidieron en algunos puntos. Puntos clave para dar como finalizada la reunión.
***
Damián alargo un suspiro lleno de cansancio cuando por fin se sentó en su silla giratoria de cuero negro. No obstante se irguió tomando una actitud de mando y superioridad. Dio una rápida mirada a los papeles sobre su gran escritorio antes de tomar uno y leerlo con suma atención. En éste el nombre de algunos socios de la empresa aparecían en párrafos de más de seis líneas, al final de esta misma la firma de todos los socios en formas separadas.
La puerta se abrió dando paso a Javier con expresión molesta, mientras su ceño se fruncía acentuando aún más las arrugas de su rostro, chocó ambas manos en forma de puños contra la mesa provocando un sonido brusco.
— ¿Se te ofrece algo? –Damián preguntó dejando el papel nuevamente en su escritorio, entrelazando las manos sobre este mismo.
— Nunca mencionaste la presencia de Rafael en la reunión. ¡Vaya sorpresa que me lleve al verle allí! –Quitó las manos de la mesa colocándolas al paralelo de su cuerpo. Damián negó ligeramente, antes de reír- ¿Te burlas de mí?
— Javier, él es socio de la empresa tanto como tú y yo. Que no esté presente en esa reunión sería una ofensa para todos los que sí estuvieron, además tanto él como tú debían enterarse de lo que sucede en las empresas y tratar de mejorar.
No transcurrió mucho tiempo cuando ya Javier estaba saliendo de la oficina mucho más molesto que al momento de entrar, llevándose por delante a todo aquel que se le atravesara.
Damián soltó un gruñido al momento de cerrarse la puerta, Javier podía llegar a ser un hombre obtuso y completamente terco, aquello le irritaba hasta el punto de olvidarse por momentos los problemas suyos.
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Siendo aquel su primer día ya había cometido varias faltas, una de ellas estar justo en el momento equivocado siendo víctima de un inconsciente hombre que pasaba sin precaución alguna llevándose todo por delante. Abrumada se agacho para recoger las tres cajas que estaban en el suelo dirigiéndose nuevamente a la salida como si nada hubiera ocurrido.
Del otro lado del edificio, justo en un callejón dos jóvenes completamente despreocupados daban la última calada a su cigarro antes de dejarlo caer al suelo y pisarlo con la punta de sus zapatos. El moreno le dio una rápida mirada al pelirrojo antes de salir del callejón y unirse a los peatones que transitan por allí, aparentando cualquier cosa menos los nervios que sentían al pensar en lo que iban a hacer esa tarde.
Al finalizar el día, Amanda consiguió llegar a su casa después de una larga jornada de trabajo en la que no logró descansar ni un solo momento, se cuestionaba cada segundo su manía de ser tan torpe en los lugares menos adecuados. También le enfurecía el trato recibido en aquel lugar, se suponía que el cargo a ejercer sería el de secretaria del jefe de Administración, no la encargada de Almacén. Su ceño se fruncía cada que recordaba como aquel hombre la había tumbado sin pedir disculpas, y además el hecho de haber llegado con las cajas al almacén siendo recibida por el hombre regordete -que desde lejos se notaba la vida sedentaria que vivía- encargado del lugar le regaño como si de una niña se tratara, aquello la enfureció aun mas. Arrugó la nariz sintiéndose extrañamente invadida, como si alguien no deseado estuviera cerca, y sabía perfectamente de aquella situación pues en varias ocasiones le toco compartir con ciertos miembros de la familia que no eran los más cercanos ni los más agradables. Negó en repetidas ocasiones asegurándose estar completamente sola.
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Cadaveria. ©
Übernatürliches"¿Deseas morir?". Aquellas dos palabras jugaron con sus nervios. ••• Derechos de autor reservados. ©