Poema de media noche:

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Ella es pintora y yo poeta, lo nuestro nunca funcionaría.
Ella precisa de una imagen para ser feliz, yo necesito ciento veintitrés palabras.
Yo soy sutileza y ella fuegos artificiales. Cuando una grita el otro calla.

A veces, cuando mi nostalgia me acompaña, la escucho reír. Y esa risa me da vida.

Que triste y hermoso es el arte, y que lastima que ella no sea mía.
Pero mientras sus ojos negros estén en mi vida yo estaré bien, como siempre.
Claro que lloraré por su ausencia, pero ya me acostumbré a llorarla.

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