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Cerró los ojos para no ser testigo de lo que le estaban haciendo. No podía evitarlo, la mirada de aquel hombre quemaba más que las heridas de su propio cuerpo.

Pese a todo, la voz de su hijo retumbó en sus oídos; la de él y la de los demás. 

De pronto podía oír todo. 

Un recuerdo.

CRIMENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora