Vivir sin ti

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Era una de las noches más frías del año, su cuerpo lo sentía, pero no le importaba, había pocas cosas que lo hacían desde la muerte de su esposa. Aquella que había comenzado a amar cuando apenas tenía 18 años, y que hace un mes ya no estaba. Es imposible describir en palabras el dolor que Asami Sato, ex CEO de Industrias Futuro, sentía en su pecho, estuvo casada con Korra por 59 años, el avatar, la persona más poderosa en todo el mundo terrenal, había muerto a los 85 años por causas naturales, la noche anterior a su deceso se recostó con su esposa, le susurro un "te voy a amar en cada una de mis vidas, hasta el último aliento" y se durmió, pero jamás despertó.
Desde ese momento, Asami, aquella mujer que a pesar de su avanzada edad, seguía siendo hermosa, quien la veía deducía que en su juventud había arrancado suspiros con cada paso que daba, aunque no era su belleza lo que más impactaba al conocerla, sino su inteligencia, su porte, y sobre todo, sus ojos verde esmeralda, esos ojos hacían que cualquiera caiga rendido a sus pies. Pero desde la falta de aquella morena de ojos tan azules como el océano, no era la misma, cada día que pasaba estaba menos lucida, lloraba incansablemente, su sonrisa tan blanca como su piel había desaparecido, sus hijos estaban con ella todo el tiempo, temiendo lo peor, no querían perderla también a ella, pero la ojiverde ya no sentía ganas de vivir si no podía ver la sonrisa de su amada. Contaba los días, a sabiendas que pronto volverían a reencontrase. Esa noche, mientras se mecía en su silla junto a la ventana, acariciando el viejo gato que sus nietos le regalaron para su cumpleaños número 77 a quien apodo Norian, vagaba en sus recuerdos, en especial, el día que Korra, su amada Korra, le había propuesto matrimonio. Fue el día más feliz de su vida, la ojiazul la llevo al templo aire, con la excusa, de una reunión, donde estaban todos sus amigos y los padres de la morena, cenaron, rieron, bailaron y a mitad de la noche, bajo la mirada de todos, Korra se inclinó y puso frente a ella un collar, típico de la Tribu de Agua del Sur, pero de color rojo, y con un colgante con una ola y el símbolo de Industrias futuro, la azabache se quedó en shock por unos minutos, donde la pobre Korra pensaba mil cosas, pero cuando tomo compostura, se lanzó sobre ella, llorando, repitiendo "si, si, si..." todos sus amigos vitoreaban sin parar.

Las lágrimas volvieron, estaba cansada de llorar, pero no podía evitarlo, se sentía vacía. Su único amor, ya no estaba, sabía que estando así, le hacía daño a sus hijos, quería ser fuerte por ellos y sus nietos, tampoco la estaban pasando bien, amaban a la morena, "es imposible no amarla" pensó Asami, pero por más que intentaba no podía, a pesar que sonaba egoísta, lo único que ella quería era morir, así podría verla, podría tocarla, besarla y decirle cuanto la amaba, también le daría un golpe por haberla abandonado. Ahí estaba, tan hundida en sus pensamientos que no sintió la puerta abrirse, hasta que una mano se posó sobre su hombre, haciendo que de un respingo, sin voltear se quitó las lágrimas, "estoy bien hijo" dice, aun sin mirar "sabes que siempre odié que lloraras, sobre todo si es por mí" cuando Asami escucha esa voz, lo primero que pensó fue que esta alucinando, de a poco y con miedo volteo, y ahí estaba, su amada, aquella con la que paso los mejores momentos de su vida, "¿Korra?" Había algo diferente, era joven, estaba con su pelo corto y marrón, figura musculosa y su ropaje típica de su tribu, "¿Cómo?", la morena le toma las manos y la ayuda a pararse, "¿Bailamos?" De pronto comienza a sonar una canción, aquella que bailaron por primera vez como esposas, Asami asiente con la cabeza, aún llena de dudas, pero tan emocionada y feliz que no puede articular palabras, comienzan a moverse, lento y pausado, "te extrañe, la vida no es lo mismo sin vos, me haces falta" la morena no responde, solo se inclina y la besa, tan apasionadamente que a la ojiverde le tiemblan las piernas, Korra la acerca más a ella para que no caiga, ahí estaban, bailando, sin importarles nada más, mirándose a los ojos. Por un momento Asami desvía la mirada, y se topa con su reflejo en el gran espejo de su habitación, sus ojos se abren tanto, amenazando con salirse de sus órbitas, ella también esta joven, "¿estoy soñando?" la ojiazul detiene su baile, haciendo que la joven Asami la mire "nunca más voy a dejarte sola mi amor".

Yasuko entra a la habitación de su madre con el desayuno en sus manos, la ve dormida junto a la ventana, con Norian en su regazo, se acerca cansada, detestaba ver a su madre así "Mami, tienes que desayunar" dice mientras toca sus hombros, "¿Ma?" de pronto se siente un estruendo, la bandeja está en el suelo, la comida desparramada, y un grito desgarrador inunda toda la habitación.
Asami Sato estaba muerto, en su rostro se reflejaba tranquilidad, aquella que no tenía desde que su amada Korra se fue.

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