¿Sabéis de esa situación en la que perdéis las llaves y no lográis encontrarlas por mucho que busquéis, hasta que finalmente dejáis de buscar y justo ahí, en el lugar que más está a la vista las encontráis como si hubiesen estado ahí todo ese tiempo y no te hubieses dado cuenta? Pues eso mismo ocurre con el amor. Supongo que eso fue lo que me ocurrió a mi contigo, que aunque siempre estuviste cerca de mi -y yo sin saberlo- apareciste en mi vida en el momento en el que menos esperaba encontrar a alguien. Y supongo, también, que fue por eso por lo que no te costó apenas esfuerzo romperme todos los esquemas y todo lo que yo creía saber del amor y del destino. Tu sonrisa ayudó a ello. Y tus ojos, y como me miras con ellos antes de darme un beso, y un montón más de cosas que jamás terminaría de nombrar pero que sabes que adoro y que solo he encontrado en ti. Recuerdo que antes de ti pensaba que jamás alguien llegaría a querer al montón de ruinas que solía ser, mucho menos esperaba que alguien me reconstruyera con la intención de quedarse a vivir entre mis brazos. Y tú sin embargo lo hiciste. ¿Sabes? Apenas recuerdo como era eso de estar sin ti -y tampoco quiero-. Lo cierto es que has dado sentido a todo este caos que es mi vida, y creo que nadie podría haber hecho por mi nada más bonito. Eres la magia que hace bella mi rutina. Sencillamente eres el amor de mi vida, no encuentro mejor definición a todo esto que siento por ti. Te quiero como jamás he querido a nadie -y como jamás pensé que podría llegar a querer a alguien-. Yo solo quería decirte una vez más -y recordarte a mi manera- que para ti y solo para ti es todo mi tiempo, el lado izquierdo de mi cama, mi corazón -que es tuyo desde que clavaste tus ojos en los míos en aquella noche de abril-, mis planes de futuro y un montón de sueños que solo quiero cumplir contigo. ¿Te vienes de mi mano a vivir toda una vida juntos y me ayudas a cumplirlos? ¿Te vienes a ser feliz junto a mi?