Única parte.

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—¡Sorpresa!—gritaron todos con efusividad. Él no se lo esperaba para nada. Su madre lo abrazó, emocionada. Era raro que no llorara en momentos como este.

—Feliz cumpleaños cariño, estoy orgullosa de ti—susurró en su oído. La abrazó más fuerte. Era increíble que lo aceptara aún con su orientación sexual, la mayoría no tenía tanta suerte.

Abrazó a su hermana y a su padrastro, aún sorprendido por la fiesta.
 
Sonrió cuando vio al próximo en la "fila de abrazos", su mejor amigo desde que usaban pañales. Éste lo abrazó por el cuello, mientras que él lo tomó por la cintura.

—¡18 al fin, ricitos!—Louis chilló—no sabes lo que te espera—su sonrisa parecía prometer la luna. Harry pensó que sus ojos brillaban tanto que las estrellas se reflejaban en ellos, aún si era de día. Vivir en Manhattan hacía todo posible.

Harry fingió que buscaba algo, mirando por todas partes.

—¿Qué sucede?—preguntó el de ojos azules, un poco preocupado. Harry lo miró, conteniendo la risa.

—No veo mi regalo por ninguna parte—rió el más alto, ganándose un golpe amistoso en el pecho—igualmente no sé si voy a tomarlo. Apestas en los regalos, Lou—él no parecía ofendido por sus palabras, sabía que era cierto. Rieron juntos.

—Te prometo que el de este año es genial. Pero ahora no es el momento. Ven, tenemos un cumpleaños que celebrar—dijo, arrastrándolo a la "pista de baile"(el salón de su casa).
Harry suspiró, sabiendo que estaba tan enamorado de él que llegaba a dolerle.

Luego de un rato de pura diversión, su madre Anne llamó la atención de todos, mientras que Gemma sostenía un pastel en sus manos con las palabras "¡Felices 48, Larry!" grabadas en él. Harry lo miró, confuso y divertido.

—Lo siento, los de la pastelería se equivocaron y no había tiempo de arreglarlo—Gemma se encogió de hombros.

Todos comenzaron a cantar el feliz cumpleaños. Harry, sin saber muy bien qué hacer, se quedó mirándolos con una sonrisa incómoda.

—¡Pide un deseo!— gritó Niall, uno de sus compañeros y amigo cercano.

"Deseo que Louis se fije en mí".

Sus amigos ya se habían ido, pero Louis planeaba pasar la noche allí. Por desgracia, Anne parecía querer arruinar sus planes.

—Si piensan que no ayudarán a poner esta casa en orden, están equivocados—dijo, dándole una escoba a su hijo. Louis rió.

—Vamos, Harry, quiero verte trabajar. Esos pisos no se barrerán solos—se burló. Anne le tendió una bolsa de basura.

—Tú también Louis, eres como de la familia así que también debes ayudar ¡A trabajar!—ordenó antes de dirigirse a limpiar el baño. Harry le sacó la lengua a Louis.

—Más grande, más inmaduro—Harry levantó una ceja—anda, terminemos con esto—dijo el de menor altura antes de ponerse en acción.

Los mejores amigos se desplomaron sobre la cama de dos plazas del rizado.

—No puedo creer que eso nos llevara dos horas—dijo Harry, mirando al reloj en su mesa de luz. Se quedó mirando en esa dirección, viendo un sobre azul con un pequeño moño sobre ella.

—Feliz cumpleaños—Louis le tendió el sobre. Harry lo miró, dudoso.

—Espero que no sean cupones para el supermercado otra vez—advirtió, con una sonrisa en su cara.

—¡Ya ábrelo!—Louis sacudió su brazo, ansioso. Se había lucido ese año y no podía esperar para refregárselo en la cara.

Harry comenzó a abrir el sobre con lentitud. Louis lo observaba, pensando si lo hacía a propósito.

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