La felicidad siempre me ha parecido la meta inalcanzable para cualquier humano. Tan efímera y escurridiza, un sueño que se escapa de nuestras manos.
Pero, ¿realmente estamos buscando la felicidad? ¿No es cierta la frase que se dice de "lo importante no es la meta si no el camino"?
Está claro que la meta es un motor que te puede hacer avanzar, ¿y cuando llegas a ella qué? ¿Qué pasa contigo? ¿Ya eres feliz para siempre?
Está claro que no, de hecho muchas veces la felicidad depende algo tan simple como que comas tu comida favorita, todo ello con un denominador común: las cosas materiales que nos rodean. Un novio guapo te hace feliz, tu comida favorita te hace feliz, que no llueva, el ir a la playa... Todo eso nos hace feliz. ¿Durante cuánto tiempo?
Claro, ese es el problema, si vamos a ser felices, por lo menos que sea para toda la vida. Así lo ideal sería que el motor de nuestra felicidad fuera algo que nos acompañase siempre, y que nunca cambiara. El motor de nuestra felicidad deberíamos ser nosotros mismos.
Tan simple y tan complicado como eso. ¿Cómo no caer en el pasotismo o en la inhibición de tus emociones? ¿Cómo conseguirlo?
Este tema plantea más preguntas que respuestas. Y es que la felicidad eso, una enorme incógnita.
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Mis pensamientos
De TodoEsta obra ha nacido de manera prematura, pues en el mar de mi locura aún le quedaban unas cuantas tempestades para madurar. A veces, por acontecimientos de la vida debemos actuar en consecuencia, y aquí estoy. Exponiendo algunas de mis reflexiones p...
