Bufé, no me gustaba esto. Esta estúpida sala, en esta estúpida casa, en esta estúpida ciudad, era demasiado no de mi estilo.
-Así que, Alexandria, ¿qué opinas de haber vuelto a Londres? –preguntó mi madre.
-Lo odio, lo sabes. ¡Yo tenía una vida en Nueva York! –recordé- Y esto es solo por tu estúpido afán de volver a ver a los Harries.
-No es así y lo sabes, Lex. Tu padre tenía que trasladarse por el trabajo –señaló irritada.
-No, papá tenía que trasladarse a Bristol, tú lo hiciste venir a Londres –corregí con una sonrisa- Sabes que, dejemos esto así. Solo nos hace discutir, Johanna.
-Dime mamá o madre, odio que me digas Johanna. –reprendió- Muéstrame respeto. Como sea, tienes razón. ¿Ya quieres cenar o planeas otra cosa?
-Sí, bajo en un minuto. –dije en las escaleras- ¿sabías que los Harries son famosos?
-Alex, baja. Tengo que pedirte algo –dijo mi mamá sonriendo en la base de las escaleras.
Bajé un poco confundida, esa sonrisa indicaba algo. Algo malo. Era esas sonrisas de: “Nos mudamos a Nueva York”, “Tendrás hermanos”, “Nos mudaremos de vuelta a Londres”.
-Sí sabía que son famosos y eso quería pedirte... que no “investigues” sobre ellos, me gustaría que sea una sorpresa. –pidió muy, MUY, sonriente.
-Claro, mamá, ¿y tú como sabías que son famosos? –pregunté riendo, en el último escalón.
-Por Athenea... –respondió como si fuera obvio- Ella está advertida de no enseñarte nada.
Sabía lo que mamá estaba haciendo, Jackson y Finnegan habían sido mis mejores amigos cuando tenía seis. Éramos muy unidos y siempre, siempre hacíamos todo juntos. Hasta que me mudé a NY. No tengo ni idea que fue de ellos, qué está pasando en sus vidas, cómo son ahora o cómo se ven ahora. Pero Athenea sí que sabe, ella es su fan desde que se enteró que veníamos a Londres y que los conocíamos. Pobre, ella nunca los conoció, pues tenía un mes cuando nos mudamos. Athenea tiene 14, es una mini-Johanna. Tiene el cabello largo y lacio, con unos envidiables ojos verdes. Yo a su edad era un feto, en cambio ella se ha desarrollado rápidamente. Creo que incluso se ve mayor que yo.
-Thea... tú... ¿me enseñarías una foto de los Harries? –pregunté entrando en su habitación.
-No, mamá me dio un iPhone 5s, ¡5s!, para que no te dé nada sobre ellos –respondió- Aunque, sabes, existe el internet y tú fácilmente podrías ver sus videos.
-Uhm... tal vez lo haga, ¡gracias Thea! –dije a punto de salir de su habitación.
-Aunque claro, estarías fallándole a mamá... –me dio una sonrisa de “parezco inocente, pero en realidad no lo soy”.
-Mierda, Thea –grité cerrando la puerta. La culpa, jodida culpa.
No me importa, lo buscaré, soy muy curiosa. Prendí la Mac y entré a YouTube tan rápido como pude. “Jackson Harries”... no, ¿cuál era el nombre de su canal? Em me lo dijo... ¡JacksGap! Estaba a punto de presionar Enter, pero ¡jodida culpa! No me gusta hacer este tipo de cosas con Johanna.
-No lo harás, ¿cierto? –preguntó Mike entrando a la habitación- Athenea me dijo que preguntaste por ellos, ¿en serio eres tan curiosa?
¿No lo mencioné? Athenea tiene un mellizo. Mayor por cinco minutos. Aunque Athenea mencionó una extraña teoría de que Michael era su esclavo.
Tenía al gato de la familia en brazos. Mocca. Un pequeño persa de un mes.
-Calla, Mike. Tú no lo comprendes, yo los dejé siendo unos niños de seis años, ¡eran unos fetos! –exclamé- y me dicen que ahora son guapísimos. No lo creo.
-Como sea, mamá me mandó a decirte que bajemos a cenar. Pidió pizza. Papá ya llegó y quiere ver a su princesa.
-Y yo quiero ver a papá. Vamos –jalé su camiseta y él soltó a Mocca.
Bajamos y cenamos en familia, gracias a Dios somos una familia normal. No discutíamos mucho, nos llevábamos bien y nos apoyábamos mutuamente. Después de dos horas, todos subimos a nuestras habitaciones, tomé una ducha y me metí a la cama.
-Tengo sed –me dije a mí misma. Me levanté y bajé silenciosamente las escaleras.
-¡Sí, Becky! Quiero ver su reacción cuando los vea... sí... se ve curiosa por eso... no, no, no los ha visto –murmuraba mamá al teléfono- Sí, mándale saludos a los chicos.
Colgó el teléfono y se dio un susto al verme. Luego sonrió nerviosamente.
-¿Escuchaste algo? –preguntó muy nerviosa.
-No, bueno, escuché: “mándale saludos a los chicos” –mentí.
La expresión de mamá pasó de tensión a alivio. Sonrió y me palmeó la mejilla.
-Hasta mañana, Alexandria Rose, recuerda la cena con los Harries, es mañana –me dijo con una gran sonrisa- ¿Sabías que viven a dos casas de la nuestra? ¿No es genial? ¡Sí lo es!
Así era Jay o Johanna, alegre y entusiasta. Subió las escaleras tarareando la melodía de una canción de los Beatles, Sexy Saddie. Me dirigí a la cocina y serví un poco de malteada de chocolate, deliciosa, en un vaso. Mañana sería un gran día. Un gran aburrido día. O tal vez no.
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Viejos Tiempos (Jack&Finn Harries) // cancelada //
FanficPAUSADA POR TIEMPO INDEFINIDO.