72 horas antes.
Había recorrido mi pequeño apartamento unas diez veces, tenía que asegurarme de que nada se quedara atrás. Tenía la manía de olvidar algo siempre que hacía un viaje, y poseer ese pequeño apartamento tenía algo que ver. Mi trabajo no me permitía permanecer demasiado tiempo en un lugar, los negociaciones, las reuniones y las conferencias, completaban mi vida cotidiana.
Estaba harto, no lo iba a negar, demasiado cansado de los vuelos, de los trajes y las corbatas, del dichoso maletín que me acompañaba a todas partes, de las distintas camas que probaba en los múltiples hoteles que me alojaba. Era imposible sentir el alivio de llegar a casa; de lo que se supone debes sentir como tu hogar. Ni siquiera cuando llegaba a mi apartamento en Seúl lo sentía como tal.
Tenía un buen sueldo y no me faltaba de nada, de eso no me podía quejar, pero, ¿de qué sirve llenarte de cosas materiales si por dentro te sientes vacío?
Vacío es como me sentía durante todo el año, pero sólo una semana, tan solamente una semana, mi vida cambiaba por completo. La monotonía desaparecía sin dejar rastro, mis viajes y trabajo eran guardados bajo llave por esos días y hasta la comisura de mis labios subían con sinceridad por esos días.
El nombre del culpable: Do KyungSoo.
KyungSoo y yo fuimos amigos desde la infancia, estuvimos en las mismas escuelas, incluso fuimos a la universidad juntos; claro que cursando diferentes carreras. Yo me licencié en economías, mientras que él optó por la biología.
Mi pequeño amigo; porque siendo sinceros, prácticamente le saco una cabeza, era un amante de los animales, y en especial de los pingüinos. Desde muy pequeño ya tenía toda su habitación adornada con peluches, figuras y adornos de los dichosos animalitos. Era adorable, no lo puedo negar, pero a veces me preguntaba por qué ese animal estaba tan metido en su cabeza. Siempre me he dicho: este año le preguntaré, pero el tiempo pasa tan rápido a su lado que siempre termina sin que me dé cuenta. Una semana es demasiado poco.
Pero son los únicos días que le puedo regalar.
Tres antes de mi partida ya tenía mi equipaje hecho, los pagos del apartamento al día e incluso hice una corta visita a la familia. Todo calculado meticulosamente para que nada me quitara esos días junto a mi amigo.
Aunque nunca tuve ningún problema.
Actualmente.
El despertador sonó por segunda vez con cinco minutos de diferencia. Estiré mi cuerpo una vez lo hube apagado y salí de la cama derecho a la ducha. Con el desayudo preparado, comí las dos tostadas untadas en mermelada de melocotón, el zumo de naranja comprado del supermercado −ya que no tenía demasiado tiempo para ponerme a exprimir naranjas−, y el café cargado que me ayudaría a desvelarme mejor y salir con más energías.
Me vestí con un vaquero negro, camiseta, jersey y finalmente el abrigo con bufanda y guantes. Muchas veces echaba de menor poder vestir así de cómodo, y como no, de mi estilo. Agarré el asa del equipaje y tras echar una ultima mirada al apartamento, cerré la puerta con seguro.
Saqué el móvil mientras bajaba en el ascensor y miraba la temperatura en el exterior. -8 ºC.
Dejé escapar una exclamación y una vez llegué a la planta más baja, quedé de pie pensándome por casi tres minutos si debería subir y agregarle una capa más a mi cuerpo, pero el reloj marcando la hora exacta de las siete de la mañana, borró toda duda y me apresuré a salir al exterior, recibiendo una bofetada de frío en el rostro. Me encogí en el sitio y subí todo lo que pude mi bufanda, corrí hasta el coche y allí relajé los músculos que se me agarrotaron en cuestión de segundos.
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73 horas [ChanSoo]
Fanfiction[One-Shot] ❝Las horas iban pasando y acumulándose en el reloj de ChanYeol. La tormenta de nieve no ayudaba en su avanzada y el tiempo; cuando más necesitaba y deseaba que fuera lento, más rápido iba, llegando a consumir 72 horas de viaje. Pero ese n...