La suerte nunca había sido la mejor amiga de Audrey. Más bien se había comportado como una auténtica puta con ella. Llena de hipocresía, se acercaba a ella dándole la esperanza e ilusión de que toda la mierda que llevaba cargando sobre sus hombros desaparecerá pronto para luego atravesarla con un puñal directamente en el corazón que no hacía más que devolverla a la realidad. La triste y oscura realidad. Sabía que no tenía la mejor vida. De hecho, pensaba que no se merecía esa vida. ¿Qué había hecho ella? Dejar de vivir como cualquier adolescente de dieciocho años para hacerse cargo de su padre, si es que se le podía llamar así. Audrey aborrecía con todo su ser a ese hombre, borracho e inútil, que le había condenado a una vida de sufrimiento y depresión continuo.
Cuando Louis Tomlinson empieza a encontrar en Audrey una satisfacción para sus deseos sexuales, no tarda en acercarse a ella con otro propósito mas que llevársela a la cama. Pero, ¿realmente existe el sexo sin compromiso? Louis pensaba que una noche de sexo desenfrenado le bastaría, pero pronto empieza a desarrollar sentimientos que jamás habría imaginado hacia ella: amor, pasión, deseo, celos.
Audrey tendrá que elegir entre conservar su trabajo o dejarlo todo por Louis. Secretos, lágrimas, sonrisas.
Las relaciones extra profesionales entre criados y señores nunca salieron bien.