¡¿Burro?! (JongIn)

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"Dios mío, increíble que hayamos llegado tan lejosEs como si estuviéramos persiguiendo todas esas estrellas"–One Republic, Secrets

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"Dios mío, increíble que hayamos llegado tan lejos
Es como si estuviéramos persiguiendo todas esas estrellas"
–One Republic, Secrets.

Recibí una llamada en mi celular cuando la charla con mis padres se hubo acabado y KyungSoo y yo estuvimos cómodamente ubicados en mi cuarto, ya calmados por el reciente suceso.

—No entiendo a tus padres —dijo KyungSoo mientras examinaba una de mis tantas máquinas de juegos que tenía en mi habitación.

—Yo tampoco. —Solté un suspiro cansado antes de sentir mi celular vibrar en el bolsillo de mi pantalón. La pantalla brillaba con un fuerte "Sehunnie".

—¿Diga? —respondí como si nada cuando puse el teléfono en mi oreja.

—Kai, necesito tu ayuda.

🚬🚬🚬

Llegué a la dirección que me había mandado. Me llamó muy preocupado, ni siquiera me dijo porqué me necesitaba, lo cual me alteró. Llevé conmigo a KyungSoo, pues no lo dejaría en casa con mis padres y sabía que se enojaría si lo dejaba solo tan de repente por la llamada de mi mejor amigo.

Arribamos a una desolada casa color mostaza, hogareña y cómoda, aunque claramente no era de los suburbios. La reja principal estaba completamente abierta, al igual que la puerta. Entré sin rechistar, no sin antes dedicarle una mirada casi preocupada a KyungSoo para que me siguiera. Y lo hizo.

Entramos con pasos cautelosos. Un silencio abrumador reinaba en ese hogar tan desconocido. ¿Qué quería SeHun que hiciera en esa remota casa? Había dos opciones: o me estaba haciendo una broma, o mi mejor amigo estaba en serios apuros. A juzgar por su muy refinado sentido del humor, suponía que era la segunda opción. Y eso no me tranquilizó en lo absoluto.

Había cosas rotas por todos lados. Incluso el sofá estaba volcado y había unas cuantas manchas marrones esparcidas por todo el lugar. Definitivamente era sangre. Lo primero que vino a mi cabeza al ver la escena fue que SeHun se había ganado una pelea y había terminado por matar a alguien por el miedo o la rabia y ahora necesitaba que lo encubriera. Qué descaro, sabiendo el cargo de mi padre.

Mi ceño se frunció de inmediato, mi cuerpo se tensó, mis puños se cerraron, no pensaba con claridad. ¿Qué estupidez había hecho mi mejor amigo?

KyungSoo sintió mi enojo y, aparentemente, entendió la razón o pensó lo mismo que yo, así que posó sus manos sobre mis hombros y ese simple roce de sus largos dedos hizo que mi pulso se relajara y mis pensamientos se dispersaran. Me dedicó una mirada comprensiva y preocupada, diciéndome que tenía que calmarme, no con palabras, sino con esos grandes ojos que tantas veces antes me habían observado de esa misma manera.

Entendí su mensaje a la perfección. Agarré su mano diciéndole con ese gesto más de mil palabras. Así mismo, él captó mi mensaje. Nos dirigimos con paso resuelto hacia el centro de esa destrozada sala, pero antes de inspeccionar las habitaciones y saber del paradero de SeHun, un chico con uniforme de policía salió de detrás del sofá apuntándonos con un no muy amenazante tolete.

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