He oído cientos de palabras hirientes en boca de los demás, todas ellas cargadas de potente veneno dispuesto a inyectarse en mi corazón y matarme lentamente, con el pasar del tiempo. Con los años todo aquel daño infligido a mis sentimientos, me convirtieron en una persona inestable, una muñeca de porcelana reconstruida demasiadas veces y que se podía reducir a esquilas por culpa de tan solo un suave soplo de viento. Una bomba de relojería para todos aquellos que me rodeaban. Y a pesar de todo aquellos que me rodeaban no parecían poder ver nada de lo que me atormentaba ahora ya hasta con los ojos abiertos. Hasta que un día decidí que era hora de explotar.
Seis meses después seguía mirando anonadada mis muñecas, lugar por el que me habían pegado, para que toda la descomposición que llenaba por dentro no pudiera salir al exterior. Para que me siguiera pudriendo.
Seis meses después retomaba mi vida, esta vez empezando desde cero, cerrando con llave la verja a un pasado tormentoso y oscuro. Verja por cuyos barrotes se deslizaban cada noche, garras directas hacia mi cordura. Y a si es como cada día, a ojos de todos aquellos que se habían molestado en recordarme; parecía una persona nueva, mas positiva, dispuesta a vivir, y también la explicación de por qué aquel que osaba a bucear unos instantes mas de lo necesarios en mi mirada, caería en una abismo más profundo incluso que la propia muerte. Pues mi alma y toda luz de vida que pudiera quedar en mi cuerpo se había esfumado tiempo atrás, cuando decidí que era momento de decir adiós. Hace tiempo que opte por ser débil y ahogarme en la piscina de demonios y problemas que yo misma había creado.
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Athelophobia
Novela JuvenilLo diferente es malo, lo raro asusta, lo poco habitual se evita. Somos malos, asustamos y nos evitan. ¿Acaso somos menos humanos? La ropa negra asusta? Las crestas dan asco? La música fuerte espanta? Las cicatrices dan asco? Soy repulsiva ? Te...