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Llegamos a casa, Gabriel recostó a Vee gentilmente en el sofá mas grande mientras que yo algo difícil ayudaba a sentar al ángel en el sofá pequeño, mi blusa se había ensuciado de su sangre, su piel estaba tan fría que me hizo preguntarme cuanto tiempo estuvo encerrado ahí
-Gab duele- reclama Vee quien siempre nos decía que estaba bien, que nada le pasaba, Gab tocó su herida y rápidamente apartó su mano, la yema de sus dedos resplandecía de un rojo quemado
-es el oro- explica el ángel
-crei que era solo un mito- dice Gab
- tu siempre me dijiste que los mitos eran reales- reclamé
-bueno eso creía cuando eras pequeña, pero hasta hoy nadie lo a usado- Gab parecía confuso mientras se sentaba al lado de Vee
-te equívocas, se comenzó a usar hace un siglo- el ángel hablaba con demasiada dificultad
-pero ¿porqué en nosotros?- el rostro de mi hermano era una combinación de miedo y confusión
- no lo sé- responde decepcionado el ángel, pasaron pocos segundos en silencio hasta que mi hermana lo rompió con un sollozo de dolor, poco a poco se iba poniendo mas pálida de lo normal
-¿sabes como podemos curarla?- pregunto
-no, pero se quien puede- me dice el ángel bastante cansado
-un demonio- responde
-perfecto, puedo hacerlo- digo
-te equivocas cariño- me interrumpe en mi entusiasmo
-¿que dices?- le pregunto molesta
-no eres curandera amor, necesitamos a un demonio que lo sea, y que sea uno de fiar- nos quedamos pensando, realmente no conocía a alguien curandero
-como veo soy su salvación- se regocija en su punto
-¿conoces a uno?- pregunta Gab
-amigo, sabes con quien tratas, claro que conozco a uno- no podía evitar el hacerme tantas preguntas de él, ¿quien era?, ¿como conocía a mis hermanos?, ¿como es que podía seguir vivo?

-dinos su nombre- exije mi hermano
-Gabriel, las cosas no funcionan asi- dice Vee con trabajos
-vuelvo a decir, tu hermana, es muy inteligente- el ángel se endereza lentamente estirándose, escuché como sus huesos tronaban poco a poco escandalosamente
-¿que pides a cambio?- pregunta Gab, como si quiera se le ocurría preguntar eso
-bueno...-
-NO- interrumpo
-Gab ¿te has vuelto loco?- pregunto
-aun no Ada, pero si Vee llega a morir lo estaré- mis hermanos habían estado toda su vida juntos, desde pequeños, en los entrenamientos, en las guerras, en los buenos momentos e incluso en los malos, y siempre reparan sus errores, así como conmigo, yo soy su error y ahora se encargan de mi
-dime que pides- le vuelve a decir al ángel
-ah, si, claro, a cambio quiero su ayuda para buscar a una persona- dice
-¿quien?- pregunto deprisa
-en su momento lo sabrán- me mira y hace aparecer una sonrisa en su cara toda sucia de tierra, sangre y sudor
-¿trato?- pregunta apartando su mirada de mi, como aburrido
-trato- fue la respuesta inmediata de mi hermano
-Ada encargate de limpiarlo- ordena
-¿disculpa?- me mira
-creo que se refiere a mis heridas cariño, a no ser que quieras limpiar algo más- me guiña un ojo, me le quedo viendo a mi hermano, y no bromeaba, así que fui por una cubeta con agua, toallas y vendaje.

Entre la Vida y la Muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora