CAPÍTULO 11

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Danna

Solo quiero huir, escapar de todo y ser libre, poder por una vez en mi vida elegir, pero estoy atada a esta vida. Encerrada en algo que más temprano que tarde, me matará.

Veo a mi madre que sigue hablando con los guardaespaldas dándoles instrucciones, mi mente inquieta es llamada de pronto por una niña que juega con un pequeño globo rosa, se le ve muy divertida. Es increíble como de pequeños somos felices con tan poco.

De pronto el pequeño globo se le escapa y es traído hasta mí por la fuerte brisa, lo sostengo muy fuerte antes de que el viento se lo lleve, me inclino y llamo a la niña que viene corriendo hasta donde estoy, sus pequeños cabellos rubios flotan con sus movimientos y sus mejillas toman un color rosa, su risa es cálida e inmediatamente me hace tener esperanzas, la esperanza de una vida mejor.

—¡Pareces una princesa! —dice antes de echarse a correr una vez más.

Me quedo asombrada por sus palabras y mi única reacción es echarme a reír mientras la despido con mi mano.

Charly, uno de los guardaespaldas de mi familia y amigo muy íntimo se acerca a mí, me abraza fuerte y le recibo agradecida, sabe el sufrimiento que traigo y no necesitamos palabras. Él se ha convertido en mi aliado durante todos estos años. S

—Sí, eres una princesa. Una bella princesa de pelos negros y de una hermosa sonrisa que vale un millón —dice y me devuelve un poco a la vida, aunque yo siga incrédula.

—¡No lo soy, Charly! —digo apenada por su gesto.

—El que tú no te lo creas, no quiere decir que no lo seas.

—Pronto me iré, los médicos... ―Cuando estoy a punto de decirlo en voz alta, me calla y me envuelve en la manta cálida que son sus brazos.

Sus dedos empiezan a juguetear por todo mi cuerpo haciéndome cosquillas, nuestras risas atraen las miradas de todos en el muelle y no nos importa ni madres.

—Me gusta tu risa —dice continuando con su ataque de cosquillas.

—¡Detente que me meo! —Mis palabras no tiene el efecto que esperaba solo hace que ahora tenga un doble ataque de risa, tanto como por sus dedos como por mis palabras.

— ¡Basta ustedes dos, compórtense! —reprocha mi madre al borde de una histeria.

Sus gritos nos asustan por lo que ambos dejamos cualquier cosa, creo que hasta deje de respirar. Amo a mi madre, pero todo esto la tiene mal. Está irreconocible. Se niega a aceptar nuestra realidad. Hace años que mi vida no puede catalogarse como una vida tranquila.

<<Solo quisiera que mi madre deje de preocuparse por mí. >>

Estoy enferma sí, pero soy tan fuerte como cualquiera, pero todos me tratan como si en cualquier momento me voy a romper, es muy frustrante la verdad.

A medida que me acerco a mi madre, todos se van quedando en sumo silencio.

—¡Voy a dar un paseo! —digo y ella parece que no me escucha, sus ojos ocultos detrás de sus gafas me dicen lo mucho que ha llorado.

Vinimos al muelle a petición mía, quería ver el mar de Miami antes de tener que ser recluida por más estudios en mi tierra natal, México, para este momento dudo si hice bien en venir aquí.

Me doy la vuelta y empiezo a caminar muy despacio para comprobar cómo una vez más todos empiezan a hablar. No entiendo porque todos actúan de esta manera. Si quieren ayudar, pues trátenme como alguien normal.

<<Mi Morenita9 bella solo dame algo a lo que aferrarme y te juro que lo haré. >> Digo en silencio con la mirada puesta en el cielo, sé que mis oraciones son escuchadas por eso no pierdo mi fe.

El juego de mi vida, Serie LOCO AMOR 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora