Ronroneo

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Ryosuke se encontraba encima de la cama pensativo, mientras que esperaba a que Ryuji terminara de ducharse. 

-Este hombre tarda más en ducharse que una mujer. Si lo hubiera sabido, me hubiera duchado con la manguera de la terraza. -Se decía a si mismo Ryouske.

Ryuji salió de la ducha, solo con una toalla en la cintura. -Ya puedes ducharte Ryo-kun. -Ryosuke miró a Ryuji, y se quedó pasmado.  Al ver a Ryuji solo con una toalla, y con la bruma del cuarto de baño saliendo por la puerta, es como si estuviera viendo a un Dios Griego saliendo de entre las nubes. -Ryosuke, despierta. Se que mi cuerpo es estupendo, pero te tienes que duchar. -dijo Ryuji cerca de Ryosuke, sacudiendo la mano enfrente de la cara de Ryosuke, para que despertara.

Ryosuke volvió de su empanamiento, y se sentó de un golpe. -Y-yo no estaba ob-observando tu cuerpo. -Se levantó y se fue al cuarto de baño, cerrando la puerta de un portazo, no sin antes decirle a Ryuji. -Engreido.

Ryuji se sentó en su cama, mientras negaba con la cabeza, y sonreía. -Si es que este chico es un caso. Niega lo evidente.



-Tsk, que se cree. -decía Ryosuke molesto. -¿Qué tiene buen cuerpo? Pues con todas las cremas que usa, se le va a arrugar. -decía Ryosuke mientras miraba todas las cremas de encima del lavabo de Ryuji. -Baba de caracol. -leyó en un bote. -¡Ay que asco! Y luego yo le beso la cara, qu-quiero decir, le toco la cara con la mano. -se avergonzó de sí mismo.

Ryosuke se metió en la ducha, pero sentía una sensación incómoda. La sentía desde que vió a a su Dios  Griego salir del cuarto de baño. Terminó de ducharse tras un largo tiempo, ya que no encontraba el champú. Había tantos botes, como en el lavabo de Ryuji, que no  lo encontraba.

Salió de la ducha, poniéndose una toalla en la cintura. Se dirigió al espejo, y quitó el vaho con la mano. -¡Aaah! . -gritó Ryosuke.  

-¿PASA ALGO RYO-KUN?. -preguntó Ryuji al escuchar el grito.

-N-nada, nada. Creí ha-haber visto una araña. -Mintió Ryosuke. Lo que en realidad pasaba es que le habían salido orejas. -Esto no puede ser. -decía mientras se miraba al espejo, y se tocaba las orejas de gato. -Solo me pasa esto cuando estoy en celo, y no  lo est... no... no puede ser... Todo por culpa de Ryuji. La sensación extraña y las orejas de gato son por su culpa. -se decías, o más bien, maldecía Ryosuke. -Orejas, ¡no! no estoy en celo. Iros. -decía Ryosuke a sus orejas. Pero lo único que conseguía era parecer idiota.



Tras un largo debate, de si salir del baño no, decidió salir. Al abrir la puerta se aseguró de que Ryuji no estaba, porque si lo veía en estado gato, sabría perfectamente lo que pasaría. Se aseguró de que no estaba, y cerró la puerta de la habitación.

-Debo esconder estas orejas.-rebuscó Ryosuke entre la ropa de Ryuji. -Un gorro. La única cosa que he encontrado. Joder, con la calor que hace. Aunque prefiero tener calor, a que Ryuji me vea con orejas y... -A Ryosuke le dió un escalofrío, sobretodo un escalofrío al estar en celo. -¡Cuerpo no! Para de hacer esto. -se gritó bajito a si mismo.

Ryousuke salió de la habitación ya vestido, y con un gorro de lana. Se dirigió al salón, donde se encontraba Ryuji.

-Ryuji, ¿qué hay de comer? 

-Haré pasta con pe... -Ryuji miró a Ryosuke confundido. -¿Qué haces con un gorro de lana?

-E-es que tengo frío... ¿Pasta con pesto? Perfecto. -Intetntó evitar el tema.

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