Hola diario querido. Perdón de nuevo si no te he escrito en estos días pero como recordarás, tuvimos en mi casa una desagradable orgía que jamás pensé que se daría... ¡Diantres!
No he querido hablar con Sam ni soporto ver a Tibi... ¡hasta casi me separo de Adrián! ¿Puedes creerlo? Pues aún no me sentía bien con lo ocurrido. Resulta que después de la orgía, me acosté con mi hombre y al despertar sucedió que me sentía sucia, usada... ¡una zorra! Con el temor latente de haber quedado embarazada de mi cuñado... y al rato Sam de Adrián. Amanecí llorando y mi hombre lo notó.
-¿Por qué lloras, Yami...?
-¡¿No te parece poco?! ¡El participar de una orgía e intercambiar pareja...con mi hermana...! ¡Nunca me gustó la idea del intercambio de parejas, ¡nunca!!
-¡Bueno, Yami...estábamos ebrios y...!
-¡...pero nada...! ¿Acaso no sabes que...? ¡Puedo estar embarazada de Tibi...y Sam, de ti...! ¡¿Eres idiota...o qué?!
-¡¡NO ME TRATES ASÍ, YAMI...!! SEA COMO SEA, PERMITIMOS QUE SE DIERA...
-¡AHHH, CLARO QUE SÍ, ADRIÁN! PUES NO VI QUE MI HERMANA TE FORZASE PORQUE SÓLO TE DIO LA MANO Y TE METISTE CON ELLA...
-YO NO VI QUE TRATARAS DE QUITARTE A ESTEBAN DE ENCIMA...POR EL CONTRARIO LO PRESIONASTE AÚN MÁS... CONTRA TUS...CADERAS...
-¡¿TÚ ME RECLAMAS...?! COMO SI FUESES INOCENTE... ¡DESCARADO, SINVERGÜENZA...! ¡TE ODIO...!
-¡PUES ODIANOS A MÍ, SAM Y ESTEBAN...! TÚ ERES LA INOCENTE... SEGÚN TÚ...
Discutimos en la cama por lo que me levanté ante este caos y desnuda caminé al baño pues quería darme una ducha para llorar bajo el agua, me sentía tan sucia que no me atrevía a cargar a mi bebé por lo que me bañé, salí y Adrián aún discutía. Me puse un camisón, alcé a bebé y me encerré en el otro cuarto dejando a mi hombre afuera discutiendo sólo.
No sé cómo mi bebé no despertó con tal escándalo pero qué bueno que no lo hizo. Sólo la veía mientras lloraba de lo mal que me sentía abrazándola y besándola... Adrián me reclamaba del otro lado de la puerta y me dijo que si yo era tan inocente; que entonces, ¿por qué no me largaba? ¡¿Puedes creerlo?! ¡Eso me dolió! Sé que lo que hicimos estuvo muy mal y nos salimos de control pero debemos aunque parezca imposible, arreglar esto.
Adrián se quedó en silencio pero luego escuché un fuerte portazo, señal de que él se había ido. Después escuché el carro salir, ¿a dónde irá? Me pregunté.
Salí del cuarto junto a bebé quien empezó a despertar, ya casi camina, ¡diantres! ¡Cómo pasa el tiempo! El ver a mi repollita dar sus primeros pasitos me hacía sonreír entre este lío de repente, Sam me envió un mensaje de texto en el que me dice que viene a casa porque quiere que hablemos... No me sentía de ánimos pero, igual le dije que sí. Como una hora después ella llegó con Yarel.
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Diario De Una Monja.
Novela JuvenilÉsta historia está dirigida al público mayor de 18 años. Lenguaje explícito. Estas son las vivencias de una joven monja llamada Yamileth quien desde los diecinueve años escuchó el llamado para formar parte de la fe en todo el sentido de la palabra...