Capítulo 6

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Perdón por tardarme en actualizar pero se me dificultó porque inicie mis prácticas en la secundaria y estuve haciendo planeaciones y material didáctico para mis alumnos. Ya me tome este día para actualizar... Bueno los dejo que sigan leyendo la novela, gracias por leerla. 

*Advertencia*: Este capítulo contiene vocabulario vulgar y escena no muy fuerte pero puede incomodar a las personas que no les gusta lo XXX. Así que queda en ustedes leerlo. 

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Su boca se estrelló sobre la suya, dura y dominante. Él no se anduvo con rodeos, tomándose su tiempo para conocer la forma de sus labios, suavizándola a aceptar su abrazo. En cambio él barrió su lengua contra la comisura cerrada de su boca demandando acceso.

Su cuerpo reaccionó automáticamente, relajándose bajo su toque a medida que ella separaba sus labios para permitirle acceso. Él gruñó en aprobación, arrastrándola más cerca hasta que estaba presionada contra la dura longitud de su cuerpo.

Ella jadeó con la sensación de su pene, largo y grueso, contra su estómago. El diminuto sonido se perdió bajo sus labios, cuando presionaba su lengua dentro de su boca, controlando el beso. Pero no importaba. El calor la golpeó, envolviéndola. Ella no era inocente, ella había sido besada antes, pero nunca de esta manera. No con tal intención, con tanta demanda. Como si ella fuera la única mujer en el planeta y él no pudiera tener suficiente de ella.

Aidan besaba como un hombre hambriento, y la tenía como un banquete presentado delante de él. Torcía su lengua alrededor de la suya, buscando y obteniendo una respuesta cuando ella tentativamente se acariciaba contra él. Calor se desenroscó en sus venas, sus instintos de lycan femenino le urgían a dejarse ir, a permitir que esto suceda. Ella gimió, acercándose más para enredar sus dedos en el cuello de su chaqueta. Su traje.

Él se apartó para mordisquearla a lo largo de su mandíbula. La ropa de diseñador debió haberle delatado. Sin duda Vanessa podría reconocerla por nombre y colección, pero todo lo que Lisa sabía era que era caro.

"Entonces... cuál es tu nombre, pequeña loba?" Sus palabras susurradas a lo largo de la suave piel de su cuello y ella se dio cuenta de que ella había levantado su mentón, dejando al descubierto su garganta en un clásico movimiento de sumisión. En un día normal eso la hubiera molestado, pero la ira que sentía se había escurrido, dejando sólo calor a su paso.

Tardíamente, se dio cuenta que habían despejado la sala. Donde antes el salón de baile estaba lleno de jóvenes ansiosas, todas decididas a atrapar el ojo del Señor de los lycantropos, ahora estaban solos. Eso sólo significaba una cosa. El Amo había hecho su elección.

Ella. Mierda, ella estaba jodida. Literalmente.

El retrocedió y miro sus ojos. Ella se estremeció. No por frío. Cómo podría ella sentir frío cuando él la miraba de esa manera... con una mirada tan caliente que provocaba las llamas en su interior y el calor de mil incendios rodando a través de sus venas, terminando en su intimidad. Un dolor fundido que ella no podía mitigar.

"Lisa Silver" Levantó la barbilla, haciendo su nombre un desafío. Él sabía el estado de su manada. Sabía que ella era de la manada más pequeña de todas. Por qué la eligió por encima de las demás? Por encima de gente como Megan McCauley, con sus líneas de sangre puras.

Sonrió al rozar su pulgar sobre sus labios. "Por qué nunca te había visto aquí antes?"

Ella se encogió de hombros. "No es mi tipo de cosas."

Si él no podía entender la diferencia entre ella y las otras ofrendas, entonces él era ciego o estúpido. Pero, como el alfa de su manada "Luna Azul", había dicho, era ella o la manada caía en desgracia. No es un lugar en que cualquier manada quisiera estar.

"De veras?" Su ceja se alzó. Se inclinó hacia adelante y susurró otro beso sobre sus labios. "Eso es una lástima, porque eres muy mi tipo de cosas."

Una emoción se disparó a través de ella con sus palabras, al aroma cálido que se deslizo sobre ella. Su lobo no era tan débil para no olfatear la excitación recorriéndolo en olas.

No se levantó, en su lugar mordisqueo el lóbulo de su oreja mientras la encaminaba hacia atrás. El filo de sus dientes, incluso embotados en su forma humana, envió un escalofrío de necesidad a través de ella. "Y creo que soy del tuyo. Puedo oler la necesidad en ti, pequeña loba. La lujuria."

Sus brazos alrededor de ella, no se preocupaba hacia donde se dirigían. Él no la dejaría caer. Sus labios vagaban por su cuello y ella inclinó su cabeza hacia atrás, dándose con un estremecimiento. Él tenía razón, necesitaba esto. Quería esto.

Así es, pequeña loba, él enredo sus dedos en la correa delgada sobre su hombro y la arrastro hacia abajo. Sus cálidos labios vagaban sobre la piel revelada, dejando una estela de fuego a su paso. Ella mordió su labio para evitar murmurar de placer.

"No," le ordenó, su respiración se vuelve irregular a medida que baja la otra correa.

"Quiero oírlo. Quiero escucharlo todo. Cada gemido y grito de placer. Quiero oírte gritar mi nombre cuando te vengas."


Pues hasta aquí el capítulo de esta semana, espero que les haya gustado y comentarles que  el siguiente capítulo continua las escenas fuertes así que si no les gustan abtenganse de leer el capítulo...

Gracias por leer la historia y pedirles sus votos a los capítulos, ya que me alientan a seguir escribiendo. 

Feliz Viernes y que disfruten de su fin de semana, yo lo haré  con un maratón de películas de Harry Potter y pizza :3

Saludos :D 


LA OFRENDA (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora