hmph

64 5 6
                                    

—Doll—repito, escondiendo mi cara entre mis brazos—. ¿Por qué...?—sollocé otra vez.

Doll, la chica a quien proclamaba el amor de mi vida, había muerto.
Ella estaba muerta desde hacía un año, y hoy es el aniversario. El de su muerte.

Tomo un poco de cerveza de la penúltima y casi vacía lata sobre la mesa, refregando mis ojos con tristeza. Estaba destrozado y a Vincent no le apetecía consolarme, pues, además de que nuestra amistad no era muy buena, él se pasaba todo el día fuera de nuestro departamento compartido y descuidado; estaba en la universidad o salía con sus amigos. 

Entonces pienso, tristemente, que me quedaré solo, aunque siempre sea lo mismo. 
¿Por qué un día más me afectaría?  
Lagrimean mis ojos porque, sí, sí lo hace.

Siento presión en mi pecho, como si algo filoso y frío se clavase sin piedad en él. Es el doloroso recuerdo que, ojalá, esté muriendo lentamente a causa de una estaca imaginaria en mi afligido corazón.
Y Doll es en lo único que puedo pensar. Ella, con su amistosa sonrisa y suave voz, lograba animarme.

Un traqueteo en la entrada y el picaporte de esta me anticipa que Vincent ha llegado. Oigo sus maldiciones porque la vieja puerta no cedía a sus fieros golpes. Una risita se asoma tras la madera blanca, y yo levanto la vista con atención. Obviamente, Vincent había traído una visita.

Observo con la mirada poco clara cómo Vincent entra, refunfuñando, pidiendo a un tal Jeremy que se sienta como en casa. Un chico camina dentro del departamento, analizando cuidadosamente cada rincón de la pequeña habitación a la que apodábamos "Sala de estar".

Sus pasos torpes y las mejillas sonrosadas que presume en aquel joven y lindo rostro me cautivan rápido, llamando poderosamente mi atención con el simple acto de acercarse a mí y, ligeramente asustado, mirarme.

Suspiro, secando mis lágrimas. ¿Cómo no hacerlo? Seguramente luzco fatal y con los ojos rojizos e hinchados. Mi nariz tapada no me deja respirar muy bien, pero al menos puedo exhalar, embelesado por la belleza genuina de ese chico.

—¡Michael, me cago en tí, y en tus padres, y en tus ancestros más sagrados! —me decía, empuñando una escoba que usualmente utilizaba para obligarme a ir a mi cuarto.

—D-deja de...—volteo hacia él y tomo aire, carraspeando fuertemente para que mi voz no sonara tan mal frente al desconocido— ¡D-deja de insultarme! ¿¡N-no ves lo mal que estoy!?—arrugo mi camiseta y siento tibios mocos goteando de mi nariz.

Doy vergüenza.

Mi voz se quiebra en ese grito y sigo llorando, absolutamente desconsolado. La mirada indignada de Vincent no se aleja de mí por nada del mundo mientras el chico al que había invitado se quedaba en modo planta contra la puerta.

—Michael, ¡He invitado a alguien! ¿Podrías actuar como una persona normal? ¿¡Podrías olvidarla de una vez y seguir con tu vida, eh!?

Continúa diciendo cosas hirientes sobre mí y mi antitgua amada hasta que mi llanto es inaudible.

—V-Vincent, ¡Trátalo bien! Míralo, ¡Te... ten un poco de compasión!

—¡Jeremy!—le grita, interrumpiéndolo.

—¿¡QUÉ!?—responde, enojado, el castañito.

—Pssh, ¡Bien, bien! —exclama, levantando sus brazos y dejando caer la escoba—Consuélalo tú entonces.

—¡Excelente!—le dice, cruzándose de brazos y caminando hacia mí.

Se agacha con cuidado para no pisar la ceverza derramada en el suelo y me mira. Mantengo mi mirada sobre el hombro con la boca entreabierta.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Nov 25, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Desconsuelo [JEREMIKE]Where stories live. Discover now