33. ¿Amor? No lo creo

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En las películas te muestran una clase de amor que te consuela de una forma inmediata. Solo con dos palabras te hacen olvidar de todo y seguir con tu vida como si los problemas ya no existieran. Nunca he creído en esa clase de amor, tal vez porque no había tenido uno o por que no quería tenerlo. Tal vez ese pensamiento fue lo que me hizo sentir más culpable que antes.

Oír decir a Einar que me amaba resulto algo inútil e incómodo. No llevábamos ni quince días como novios ¿y él ya me estaba diciendo que me amaba? Era tonto y algo ilógico. Yo lo quería y de verdad me gustaba, pero no lo amaba, jamás había amado a nadie más que no fueran mis padres, ni Xavier era alguien a quien amara y el me cuido desde que nací, el sabía quién era y como era. Einar no me conocía.

--Einar—el chico me miró y sentí mi estómago revolverse—debo decirte algo

Los ojos del chico reflejaron curiosidad cuando me alejé de él. Inhalé y exhalé tratando de regular mi pulso, no quería ponerme nerviosa. Llevé las manos a mis ojos y retiré el lente de contacto de mi ojo izquierdo. Vi como la expresión de Einar pasaba de la confusión a la sorpresa y regresaba a la duda.

--tienes los ojos violeta—negué con la cabeza y me coloqué el lente de nuevo

--mi ojo izquierdo es violeta, el derecho es negro—dije en voz baja—hay algo aún más importante que mis ojos

--¿Por qué no me lo dijiste antes?—me rasqué la mejilla nerviosa— ¿creíste que te diría algo?—asentí y desvié la mirada

--cuando era pequeña los niños me molestaban y otros me miraban como si yo fuera a lastimarlos. Mis padres prefirieron cubrirlos así no me dirían nada—miré el anillo en mi dedo y suspire—pero debo decirte otra cosa, algo importante—Einar frunció el ceño y me esforcé para no entrar en pánico—es extraño y poco creíble, pero créeme cuando te digo que es verdad—las manos de Einar sujetaron las mías y me sentí más nerviosa

--puedes decirme lo que quieras, yo te escucharé—asentí y cerré los ojos

--Einar...yo...te quiero y no quiero seguir ocultándote esto—sus manos apretaron las mías. Respiré hondo y abrí los ojos—puedo ver fantasmas

Los ojos de Einar se abrieron y sus manos soltaron el agarre. Me quedé en silencio mirándole. El chico llevó sus manos a su rostro y abría y cerraba la boca sin saber que decir. Sus ojos iban de mi rostro a sus manos y se perdían en el bosque. Los minutos comenzaron a acumularse y mis nervios crecían con ellos. Tragué saliva y me armé de valor.

--¿en qué piensas?—Einar cerró los ojos y cuando los abrió me sentí angustiada. No se veía muy feliz

--¿es en serio?—asentí con timidez— ¿Por qué me lo dices ahora?

--no estaba muy seguro de aquí podía contarle. Realmente eres la única persona ajena a mi familia que sabe de esto—la mirada de Einar parecía no estar conformé con esa respuesta—los chicos lo saben, por eso me cuidan tanto—no le diría que ellos son fantasmas, eso no mejoraría la situación, además de que eso era algo de ellos, yo no revelaría nada sobre ellos—no me he sentido bien últimamente lo que me llevó a analizar todo esto y decidí que debías saberlo

--¿Por qué ahora?—insistió

--por qué no puedes amar a alguien sin conocer bien a esa persona—Einar me miró con sorpresa y una sonrisa nerviosa cruzó su rostro—yo te quiero

--me preguntaste si te quería—asentí y me sentí mal por su tono triste—tu no me amas—bajé la mirada y apreté la boca

--Einar. Amor es un sentimiento muy fuerte y creo que no es una palabra que pueda decirse a la ligera—estiré mis manos para tomar las suyas y levanté la mirada—te lo dije para que no creas que te mentí o fingí ser alguien más. Quiero que me conozcas y así reanalices tus sentimientos hacia mí

KENNINGAR: A las Sombra De Sus Alas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora