D O C E

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"Si por la noche lloras por no ver el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas"

—Rabindranath Tagore

Ryeowook entró a su casa y se tiró sobre el sofá, agotado. Hace 2 meses que no hablaba con Heechul y sentía que esta vez no podría arreglar las cosas. Sintió un peso sobre sus piernas, bajó la mirada y pudo observar como la cabeza de Kyuhyun descansaba sobre estas. Se sonrieron el uno al otro. Ryeowook acarició los cabellos del castaño, ¿cómo es que se había ganado el amor de aquel hombre? 

—Kyu...—el mencionado le miró con una hermosa sonrisa—, ¿podemos ir al cementerio?

La sonrisa del menor se borró.

—¿Por qué quieres ir al cementerio? 

—Yo...—Ryeowook sonrió con nostalgia—, no importa.

El pelinegro se levantó y con cuidado dejó la cabeza del castaño sobre el sofá.

—Me iré a la cama primero—contestó seco y salió de la sala para dirigirse a su habitación. 

Kyuhyun suspiró y se levantó para ir detrás de él. 

Entró a la habitación y se encontró con el mayor quien empezaba a desvestirse. Se giró para no verlo, ya que si observaba tal escena no sería capaz de controlarse. El menor comenzaba a desesperarse, ¿por qué su pequeño era tan lento? Se dio vuelta nuevamente, se acercó a Ryeowook y lo abrazó desde atrás.

—Wook...iremos mañana, ¿de acuerdo? 

El pelinegro se dio media vuelta y abrazó al menor. Como siempre, el acto le había salido a la perfección.

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Yesung suspiró y observó como HyukJae ligaba con una chica. ¿Por qué ese mono no podía hacer bien su trabajo? 

—Jefe—el azabache giró hacia el pequeño Chani—, ¿puedo retirarme antes? Tengo que ir por mi hermano al colegio.

—¿Suzy no iba por él?

El menor bajó la mirada.

—Sí, pero...tuvimos una pequeña pelea, así que no sé si irá por él, prefiero prevenir.

—De acuerdo, demora lo que quieras.

—Gracias, jefe—le regaló una reverencia y salió de la cafetería. 

—¡HyukJae!—gritó, a lo que el albino volteó a verlo—. Deja de ligar y haz tu trabajo. 

El menor le obsequió una última mirada a la chica y fue a la siguiente mesa. 

Yesung sintió su celular vibrar, lo sacó y sonrió al observar quién era.

—Hola omma, ¿cómo estás? 

Yeye~ mi tortuguita, estoy bien, ¿y tú? ¿bien? perfecto—el azabache sonrió, extrañaba el extraño comportamiento de su omma—, ¿crees que pueda hospedarme en tu casa por unos días, cariño? 

LETRAS Y CAFÉ - | YEWOOK |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora